martes, 21 de octubre de 2008

La mejor noche del FIT


Malquistarme con el mundo no es lo mío. Y pese a que se sospeche lo contrario no rehúyo el trato con los otros. Claro, el tiempo es un bien escaso y no puedo dilapidarlo impunemente; por ello declino una y otra vez invitaciones a cafés, cenas y tal.

¡Tan bien encaminado que andaba antes de dar rodeos! Retomo el rumbo: decía que tengo para mí que los pleitos son una distracción. Por ello anoche cuando Personita me abordó en el lobby del Teatro y me tendió su mano en gesto conciliatorio no dudé en estrechársela. Hablando en plata, tampoco es para tanto; lo que hubo entre nosotros no fue un enfrentamiento sino una escaramuza.

Fumada la pipa de la paz, Personita pregunta:

-¿Cuál ha sido la mejor noche del FIT?
-El FIT aún no termina.
-Vamos, de lo que va del FIT, entonces…
-Bueno, ese ya es otro cantar. Y mi respuesta, aclaro es a título personal. Pues a diferencia de El Loco de Macuspana (al cual habría que revirarle su más alta aportación a la cultura mexicana: “ya cállate chachalaca”) yo no hablo por el Pueblo. Ni el Pueblo habla por mi boca. Ni quiero que así sea.

(Personita saca su cuaderno de notas y escribe “¿El Loco de Macuspana?”)

-Con esto quiero decir, Personita, que si usted dirige su pregunta a fulano, sutano y perengano: uno dirá Emmanuel; otro, “El Avaro” y así… Y todos, en cierto modo tendrán la razón. Pues traducirán la que les pareció la mejor experiencia. Ya que la pregunta me la hace a mí, debo decir: salvo que el FIT me deparé una mejor noche, hasta el momento la delantera la lleva la de hoy. El concierto de la orquesta de cámara de Rotterdam es lo que más he disfrutado.

Personita garabatea algo en su cuaderno que no alcanzo a distinguir y me invita, para celebrar la ocasión, varias rondas de mi bebida favorita, el mojito.

a.a

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