lunes, 30 de mayo de 2011

Breve



Guardo simpatía por las formas breves. La brevedad imita la vida, reconoce lo finito; sabe que el tiempo del lector no es cuantioso, por ello no le abruma. Este recurso lo han elogiado cantidad de escritores; escuchemos a uno:

(El escritor) no hará gestos innecesarios, no se permitirá ningún manierismo, no perderá el tiempo del lector. Escribirá con la mayor brevedad posible. (Saul Bellow)

jueves, 26 de mayo de 2011

Toco esta rosa



Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro

la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento

de abrir el mundo en ellas...


La de anoche fue la mejor reunión, en lo que va del año, del Círculo de Lectores. Claro, nos convocaba la elegancia de Gonzalo Rojas, autor de los versos ut supra.

Aviso: La reunión del mes de junio tendrá como pretexto compartir la lectura de Riña de Gatos, de Eduardo Mendoza. Será el sábado 18 a eso de las 14:30 hrs.

a.a

miércoles, 25 de mayo de 2011

Perdí mi juventud en los burdeles



Hoy, miércoles 25 de mayo de 2011, se cumple un mes de nuestra vida sin Gonzalo Rojas. Por tal motivo, leeré poemas suyos, en unas horas más, a eso de las seis de la tarde, en Estación Palabra. Los que quieran sumarse al homenaje son bienvenidos. Para abrir boca, ahí les va esto:

Perdí mi juventud en los burdeles

Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre novia
reventada en el baile.
Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.

Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.

Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.

Allí, bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes
de la miseria.

A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules. A torrentes
tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.

Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudos los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
copiaban en vano tu hermosura.

Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer, y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio,
y allí donde bailaste
desnuda para mí, todo era olor
a muerte.

No he podido saciarme nunca en nadie,
porque yo iba subiendo, devorado
por el deseo oscuro de tu cuerpo
cuando te hallé acostada boca arriba,
y me dejaste frío en lo caliente,
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.

viernes, 20 de mayo de 2011

Pájaro




CANCIÓN

No decirle al pájaro cabeza de pájaro, decirle

cabeza de velocidad, airecillo

arcangélico, figura

del acorde que sólo no más Dios, no decirle

al pájaro cabeza de pájaro

antes bien besar su palpitación bajo el plumaje caliente,

confiar en él

por ritmo, airearlo

arterial como hace la hermosura con el seso

al amanecer, darle lo suyo,

porque el Mundo es suyo, no

decirle al pájaro cabeza de pájaro


El poema es de Gonzalo Rojas, ¿de quién más?

a.a

miércoles, 18 de mayo de 2011

El ritmo



Si a un lego se le pregunta qué es el ritmo, atinará a balbucear cualquier cosa. Un poeta, no. Gonzalo Rojas, no:


Nace de nadie el ritmo, lo echan desnudo y llorando

como el mar, lo mecen las estrellas, se adelgaza

para pasar por el latido precioso

de la sangre, fluye, fulgura

en el mármol de las muchachas, sube

en la majestad de los templos, arde en el número

aciago de las agujas, dice noviembre

detrás de las cortinas, parpadea

en esta página.

Aprovecho los versos del poeta para mencionar aquí que será el próximo miércoles 25 de mayo cuando recordaremos a Gonzalo Rojas. Dedicaré la reunión del Círculo de Lectores de Nuevo Laredo del mes de mayo a su memoria. La cita es en Estación Palabra a eso de las 18:00 hrs.

a.a

sábado, 14 de mayo de 2011

Felipe IV y Velázquez



Velázquez había llegado en 1622 a Madrid en la estela de su compatriota (ambos sevillanos) el conde duque de Olivares, un año después de la ascención al trono de Felipe IV. Velàzquez tenía veinticuatro años, seis màs que el Rey, y poseía una técnica pictórica apreciable, pero todavía con resabios provincianos. Al ver las obras del aspirante a pintor de corte, Felipe IV, que era lerdo en asuntos de Estado pero no para el arte, se dio cuenta de que estaba delante de un genio y, sin hacer caso de la oposición de los expertos, decidió confiar su imagen y la de su familia a aquel joven indolente y audaz, de insultante modernidad. Al hacerlo entró en la historia por la puerta grande. Tal vez entre los dos hombres hubo un trato regido únicamente por la etiqueta palaciega. Pero en el intrincado mundo de las intrigas cortesanas, nunca flaqueó el apoyo del Rey a su pintor favorito. Ambos compartieron décadas de soledad, de destinos cruzados. Los dioses habían conceido a Felipe IV todo el poder imaginable, pero a él sólo le interesaba el arte. Velàzquez había recibido el don de ser uno de los pintores más grandes de todos los tiempos, pero él sólo anhelaba un poco de poder. Al final los dos vieron realizados sus deseos. Felipe IV dejó a su muerte un país arruinado, un Imperio en descomposición y un heredero enfermo predestinado a liquidar la dinastía de los Habsburgo, pero legó a España la más extraordinaria pinacoteca del mundo.

Velázquez, que sólo pintaba a instancias ajenas y no sentía la menor apetencia por trabajar, se retrató a sí mismo muy pocas veces. De joven, quizá como escéptico testigo de la efímera rendición de Breda; más tarde, al término de su carrera, representando a su propio personaje en Las Meninas. En esta última obra luce ya la cruz de la Orden de Santiago que lo acredita como gentilhombre, pero su imagen es también la del hombre cansado que ha visto realizado su sueño tras una vida de afanes y renuncias y se pregunta si valió la pena.


La edificante lectura de Riña de gatos (el fragmento anterior viene de allí), del catalàn Eduardo Mendoza, me está propinando, como se decía antaño, ratos de solaz y esparcimiento.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Instrucciones para escribir un cuento



Para escribir un cuento, nos dice Bernardo Axtaga, se necesita:
...un diminuto reloj de arena, el cual le dará cumplida información tanto del paso del tiempo como de la vanidad e inutilidad de las cosas de la vida.

… No se le ocurra ponerse delante de una de esas monótonas y monocordes paredes modernas… que su mirada se pierda en ese paisaje abierto que se extiende más allá de su ventana.

Es también necesario, aunque en grado menor, que escuche música, cualquier canción de texto incomprensible para usted: una canción, por ejemplo, rusa. Una vez hecho esto, gire hacia adentro, muérdase la cola…pregúntele a su cuerpo si tiene frío, si tiene sed. En caso de respuesta afirmativa… sería muy extraño que pudiera encaminar su trabajo ya en el primer intento. .. vaya tranquilamente hasta la cocina… Beba un poco de agua –si viene helada no desaproveche la ocasión de mojarse el cuello- y antes de volver a sentarse ante la mesa eche una meada suave (en el retrete, se entiende, porque mearse en el pasillo no es, en principio, un atributo de lo literario).


a.a

martes, 10 de mayo de 2011

Dar gracias



Los que vivimos en frontera, nos contaminamos, por lo bueno y por lo mano, de costumbres ajenas. En mi caso, la que más atesoro es la celebración de Thanksgiven. Me gusta desde su nombre: Dar Gracias. Algo que de común se nos olvida.

Los siguientes renglones son de don Armando Fuentes Aguirre, Catón:

He recogido la primera nuez caída del nogal y la he puesto a los pies de la Señora en un sencillo altar de la iglesia de Potrero.

La gente del campo sabe que todos los dones de la tierra vienen del cielo, por eso al cielo piden la bendición de la cosecha, y al cielo la agradecen. En la ciudad nosotros nos olvidamos de pedir, y más aún, nos olvidamos de agradecer. Quien sabe cúal de los dos olvidos sea más culpable.

Cosa muy pequeña es una nuez, pero en ella cabe todo el misterio de la vida. Muy pobre ofrenda para la Señora es una nuez, pero va en ella toda mi acción de gracias por el regalo de vivir.

Y con ello quiero dar cumplidas gracias a Antonio Saravia por otorgarme el lujo de su amistad y, no menos importante, soportar la mía.

a.a

domingo, 8 de mayo de 2011

Menipo



Si el curioso lector, por apego al sistema métrico decimal, eligiese la pàgina 60 de Riña de gatos, toparía con esto:

... Menipo un filósofo cínico del que nada seguro ha llegado hasta nosotros, salvo lo que cuentan Luciano de Samosata y Diógenes Laercio. Según éstos, Menipo nació esclavo y se afilió a la secta de los cínicos, ganó mucho dinero por métodos de dudosa rectitud y en Tebas perdió cuanto tenía. La leyenda refiere que ascendió al Olimpo y descendió al Hades y en los dos lugares encontró lo mismo: corrupción, engaño y vileza. Velázquez lo pinta como un hombre enjuto, entrado en años pero todavía lleno de energía, vestido de harapos, sin hogar ni posesiones materiales y sin más recursos que su inteligencia y serenidad frente a las adversidades... ¿Qué habría querido decir Velázquez al elegir este personaje evanescente, siempre en camino hacia ninguna meta, salvo el incesante y reiterado desengaño?.. Tal vez pintó a Menipo como advertencia, para recordarse a sí mismo que al final del camino hacia la cumbre no nos espera la gloria, sino el desencanto.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Un pasaje de Riña de Gatos



Trancurre entre el protagonista, un inglés tasador de arte, y una chica española, hija de uno de sus clientes:

... la atractiva joven dijo a su acompañante:

-No juzgue con ligereza a mi familia. En las presentes circunstancias, todos actuamos de un modo exagerado, que a un extraño le puede parecer inmaduro. Cuando el futuro es incierto, se concentran en el presente acciones y sentimientos que en tiempos de normalidad se desarrollarían con más calma y más decoro... Por otra parte, mi familia es atrabiliaria y feudal: desde hace siglos está acostumbrada a apropiarse de lo que le gusta. Y usted les ha gustado. Quizá porque al venir de fuera ha traido a esta casa el recuerdo de otra realidad, màs alegre y menos cruel.

-Celebro haber causado buena impresiòn a su familia -respondió el inglés-, pero me gustaría saber qué impresión le he causado a usted.

-Esto deberá averiguarlo por sus propios medios, señor Whitelands. Yo también me apodero de lo que me gusta, pero no dejo que nadie se apodere de mí.

Anthony abriò la puerta de la calle. En el umbral se detuvo, se volviò y dijo:

-¿Volverè a verla mañana?

-No lo sé. Nunca hago planes tan a largo plazo -repuso ella cerrando la puerta.


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martes, 3 de mayo de 2011

Felipe II y los orígenes de Madrid



A diferencia de tantas otras ciudadades de España y de Europa, el origen de Madrid no es griego, ni romano, ni siquiera medieval, sino renacentista. Felipe II la creo de la nada estableciendo alli la corte en 1561. Por esta causa, Madrid no tiene mitos fundacionales que se remonten a una oscura divinidad, ni una virgen romànica la acoge bajo su manto de madera tallada, ni una augusta catedral proyecta su aguzada sombra en la parte vieja. En su escudo no campa un aguerrido matador de dragones...Felipe II construyó El Escorial y alejó así de Madrid la tentación de convertirse en un foco de espiritualdad ademàs de ser un foco de poder. Con el mismo criterio, rechazó al Greco como pintor de la corte. Gracias a estas prudentes medidas, los madrileños tienen muchos defectos pero no son iluminados.

Tomado de Riña de gatos, de Eduardo Mendoza.

domingo, 1 de mayo de 2011

El fornicio




Gonzalo Rojas fue un poeta químicamente puro. Incluso cuando empuñó la prosa, disparó pétalos. Como lo corrobora el discurso que redactó con motivo de la recepción del Cervantes del Literatura:


Pero Gonzalo se revela necesario, íntimo, eterno, cuando le leemos poemas como El Fornicio, justamente celebrado:

El Fornicio

Te besara en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras, te
lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!


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