martes, 13 de abril de 2010

Ojos azules



Poco antes de sucumbir ante el predestinado acero español los mexicas treparon la gloria la noche del 30 de Junio de 1520. A ese episodio se le conoce como La Noche Triste.

En esa batalla Hernán Cortés perdió a más de la mitad de la tropa española y habremos de sumar los centenares de aliados tlaxcaltecas que fueron masacrados; finalmente, el recuento de los daños debe incluir la pérdida de la artillería y gran parte de los tesoros robados a Moctezuma II, caídos en el fango. Aquella noche llovía.

Esta es la atmósfera en la que se desarrolla el relato Ojos Azules del español Arturo Pérez- Reverte. Se juzgaría la brevedad como el mayor de los méritos de esta pequeña joya. Puede ser leída como una épica más: el fatal destino del soldado de ojos azules aquella anegada noche no es indiferente al de cualquier otro soldado en cualquiera otra batalla, a condición de que en ella se precipite el íntimo abrazo de la muerte.

Me ocuparé de esta obra en la sesión de mayo del Círculo de Lectores. De las ediciones de este libro recomiendo la precedida por el prólogo eruditamente articulado de Pere Gimferrer.

viernes, 9 de abril de 2010

Ángeles del abismo



Inspirada en el caso de Teresa Romero, a quien la inquisición novohispana instruyó proceso a mediados del siglo XVII, Ángeles del abismo cuenta el ascenso y caída de la falsa beata Crisanta y su amante, el indio remiso Tlacotzin.

Picaresca comedia de enredos que además de narrar las circunstancias adversas que han de enfrentar ese par de amantes nos lega un retablo de la época: una iglesia rapaz y fagocitadora y una burguesía pacata ávida de milagrería.

Las licencias tomadas por su autor, Enrique Serna, incluyen la recreación de un personaje de la vida real del que muy poco se sabe, más allá de que vivió y murió más pobre que un mendrugo, don Luis de Sandoval Zapata, poeta del barroco novohispano.

Publicada en 2004 y reeditada el año pasado está novela aún no cobra la gloria que merece. Esperemos que no sea tarde cuando pase ocupar lugar entre lo mejor de nuestra literatura.

Honrando el espíritu de la lectura de Ángeles del abismo, hace algunos días tomaba una tisana cuando una llamada telefónica de la Profesora Puente me alertó de la presencia de Enrique Serna en un programa de TV UNAM. En esa entrevista Serna declaró que en sus próximos trabajos no reincidiría en el género histórico (además de la obra aquí comentada es autor de El seductor de la patria, su novela sobre Santa Anna). Ojalá se retracte.