lunes, 28 de noviembre de 2011

No escribir




Discretamente pasó el centenario de Josefina Vicens (nació en Villahermosa, Tabasco, un mes como el que corre, pero de 1911). Tal vez convenga recordar que de ella es "El libro vacío", donde escribió:

No escribir. Nada más. No escribir. Ésa es la fórmula. Y levantarme ahora mismo, lavarme las manos y huir. ¿Por qué digo huir? Simplemente irme. Tengo que ser sencillo. Debo irme. Así no tengo que explicar nada. Debo poner un punto y levantarme. Nada más. Un punto común y corriente, que no parezca el último. Disfrazar el punto final. Sí, eso es. Aquí.

martes, 11 de octubre de 2011

La clase muerta



Dos relatos constituyen La clase muerta, de Mario Bellatin, en el primero de ellos, Biografía ilustrada de Mishima, el célebre autor japonés, descabezado, zurce pasajes de su vida y los enhebra con episodios que asociamos a Bellatin (muy concretamente, las menciones a la talidomida, el fármaco que tomó su madre durante el embarazo, causante de la malformación congénita en su antebrazo derecho).

Este libro no es para nosotros si no aceptamos que la historia sea relatada por un decapitado; por cierto, hay un pasaje que se me antoja reproducir porque veo en él un atributo lo mismo cultivado por Mishima que por Bellatin, la exhaltación del vacío:

Después del fracaso que significó no encontrar una cabeza profesional, Mishima pensó que quizá aquella falta podría enmendarse buscando algo que contuviera la esencia de una artificialidad extrema. No pensaba que lograría algo en ese sentido recurriendo al campo de la ortopedia. Sabía que en ese ámbito, por lo general, en lugar de resaltar lo falso se trataba de esconderlo. Allí estaban para corroborarlo los bisoñés, los ojos de vidrio y las manos de amarillentas pieles de plástico que se ofrecían en los negocios especializados.


Como en otras historias de Bellatin, lo narrado puede parecernos extraordinario, sórdido... absurdo pero también inquietante, pero también colmado de imágenes sugerentes. Me quedo con una, Mishima desde su búngalo contempla el paisaje: Bosques, campos de cultivos, un desierto que se confunde con el mar.

jueves, 6 de octubre de 2011

Versos de Tranströmer



El Nobel para el poeta sueco Tomas Tranströmer es la noticia literaria del día. Otro galardonado que me pilla en la ignorancia de su obra:

La cultura es una estación
de caza de la ballena, donde el extraño, caminando
entre blancas vigas y niños que juegan,
percibe, sin embargo, a cada respiración,

la presencia del gigante caído.

lunes, 3 de octubre de 2011

García Márquez y Vargas Llosa



"Puta de poetas y novelistas" de ese modo se refería Octavio Paz a la Revolución. Frente a ella dos caminos: el culto o la crítica. Dos eminentes narradores latinoamericanos, nos recuerda Enrike Krauze, han encarnado esas actitudes:

Como tragedia y como farsa, los fantasmas redentores del poder y el dogma siguen rondando la vida latinoamericana. Ningún empeño por exorcizarlos se compara al de Mario Vargas Llosa. Su liderazgo intelectual y moral ha sido indiscutible. En sus obras, como expresó el comité que le otorgó en 2010 el Premio Nobel, Vargas Llosa ha construido una "cartografía de las estructuras de poder y el reflejo de éstas en la resistencia del individuo, en su rebelión y su derrota". Su tema central -su obsesión, su misión- ha sido la minuciosa y apasionada crítica de ese poder: el poder de los fanatismos de la identidad (racial, nacional, ideológica, religiosa) y el poder de los dictadores militares o revolucionarios, los "Chivos" del continente, a quienes detesta por razones casi genéticas. En ese sentido, su trayectoria contrasta con la de Gabriel García Márquez, el otro gran novelista latinoamericano en cuya obra no es difícil advertir una marcada veneración por el hombre fuerte a partir de la cual se comprende su prolongado servicio a la Revolución cubana y a su amigo, el redentor inmortal.

lunes, 12 de septiembre de 2011

El dolor y el olvido



Los pesares nos destruyen o se destruyen, aseguraba sir. Thomas Browne. Y abundaba:

"Llorar hasta volverse piedra es fábula: las aflicciones producen callosidades, las desgracias son resbaladizas, o caen como la nieve sobre nosotros; lo cual, sin embargo, no es un infeliz entumecimiento. Ignorar los males venideros, y olvidar los males pasados, es una misericordiosa disposición de la naturaleza, por la cual digerimos la mixtura de nuestros escasos y malvados días; y, al no recaer nuestros liberados sentidos en hirientes remembranzas, nuestras penas no se mantienen en carne viva por el filo de las repeticiones".

sábado, 10 de septiembre de 2011

¿Còmo es que los judíos son más listos que el resto?




Tengo dos maneras de responder... si uno se agarra a patadas con un perro, seguro que estará más atento y será más listo que tú... a nosotros (el que habla es judío, se entiende) llevan dos mil años dándonos patadas por todas partes. No es que seamos más listos; es que estamos más atentos. Y mi otra respuesta es la del cuento que trata sobre el irlandés y el judío. ¿Cómo es que eres más listo?, le pregunta el irlandés al judío. Bueno, es que comemos un determinado tipo de pescado, le responde el judío. De hecho, tengo uno aquí mismo, añade, y se lo enseña al irlandés. Mierda, dice el irlandés, cuánto me gustaría comerme ese pescado. Hecho, dice el judío. Dame diez morlacos. Y le da el pescado. Entonces, el irlandés lo mira y le dice. Caramba, si no es un pescado. Es un arenque. Y el judío le dice: ¿Lo ves? Ya empiezas a ser un poco más listo.

(Tomado de "La versión de Barney", de Mordecai Richler.)

jueves, 1 de septiembre de 2011

En el mes patrio



... versos de José Emilio Pacheco:

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.

lunes, 29 de agosto de 2011

Sobre el oficio de escribir



Me acabo de enterar, la FIL premia este año el talento de Fernando Vallejo. Me alegra que se reconozca el trabajo de este autor tan entrañable como provocador. Aqui sus palabras sobre el oficio de escribir:

Casi nadie sabe el oficio de escribir, y los pocos que lo saben no lo enseñan. Manuel Mujica Láinez o Carpentier, por ejemplo, no le enseñaron nada a nadie. E hicieron bien, ellos estaban ocupados escribiendo, y el que no sepa escribir que se joda.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Una sola sombra larga



"Una sola sombra larga" es el título del primer capítulo de "El ruido de las cosas al caer", de Juan Gabriel Vásquez, procede de un Nocturno de José Asunción Silva; el siguiente:

Una noche
Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
Una noche
En que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
A mi lado lentamente, contra mí ceñida toda, muda y pálida,
Como si un presentimiento de amarguras infinitas,
Hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
Por la senda florecida que atraviesa la llanura
Caminabas,
Y la luna llena
Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
Y tu sombra
Fina y lánguida,
Y mi sombra
Por los rayos de la luna proyectadas,
Sobre las arenas tristes
De la senda se juntaban,
Y eran una,
Y eran una,
Y eran una sola sombra larga
Y eran una sola sombra larga
Y eran una sola sombra larga...
Esta noche
Solo; el alma
Llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
Separado de ti misma por el tiempo, por la tumba y la distancia,
Por el infinito negro
Donde nuestra voz no alcanza,
Mudo y solo
Por la senda caminaba...
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
A la luna pálida,
Y el chillido
De las ranas...
Sentí frío; era el frío que tenían en tu alcoba
Tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
Entre las blancuras níveas
De las mortuorias sábanas,
Era el frío del sepulcro, era el hielo de la muerte
Era el frío de la nada,
Y mi sombra,
Por los rayos de la luna proyectada,
Iba sola,
Iba sola,
Iba sola por la estepa solitaria
Y tu sombra esbelta y ágil
Fina y lánguida,
Como en esa noche tibia de la muerta primavera,
Como en esa noche llena de murmullos de perfumes y de músicas de alas,
Se acercó y marchó con ella
Se acercó y marchó con ella...
Se acercó y marchó con ella...¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras de los cuerpos que se juntan con
[las sombras de las almas...
¡Oh las sombras que se buscan en las noches de tristezas y de lágrimas!...

jueves, 18 de agosto de 2011

Nosotros




En "Señales que precederán al fin del mundo", de Yuri Herrera, se cuenta la historia de una chica que cruza ilegalmente la frontera. Inevitable resulta su careo con la autoridad del otro país y estas son sus palabras:

Nosotros somos los culpables de esta destruccón, los que no hablamos su lengua ni sabemos estar en silencio. Los que no llegamos en barco, los que ensuciamos de polvo sus portales, los que rompemos sus alambradas. Los que venimos a quitarles el trabajo, los que aspiramos a limpiar su mierda, los que anhelamos trabajar a deshoras. Los que llenamos de olor a comida sus calles tan limpias. Los que trajimos violencia que no conocían, los que transportamos sus remedios, los que merecemos ser amarrados del cuello y de los pies; nosotros, a los que no nos importa morir por ustedes, ¿cómo podía ser de otro modo? Los que quien sabe qué aguardamos. Nosotros los oscuros, los chaparros, los grasientos, los mustios, los obesos, los anémicos. Nosotros, los bárbaros.

viernes, 12 de agosto de 2011

Saldos de una rifa de pueblo cuando agoniza el verano



Basta de sentirnos especiales; no lo somos en absoluto, parece decirnos Javier Marías en Los enamoramientos. No se nos elige por particularmente extraordinarios sino porque era lo que había, y a otra cosa. Leamos:

No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aún así daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios; inverosímilmente logramos convencernos de nuestros azarosos enamoramientos, y son muchos lo que creen ver la mano del destino en lo que no es más que una rifa de pueblo cuando ya agoniza el verano.

jueves, 4 de agosto de 2011

Theroux en tren



Mundialmente conocido por sus crónicas de viajes, Paul Theroux viajó, en la década de los 70, en tren de Boston a la Patagonia. A México entró por Nuevo Laredo. Así lo cuenta Emilio Rivaud Delgado, en un blog de Letras Libres:

Theroux entra a México por Nuevo Laredo, donde aborda el Águila Azteca, “un tren exprés con buena reputación” que va a la Ciudad de México. Antes de subir al vagón, el revisor marca su maleta con una línea de lápiz labial, y le dice: “esta es la aduana”. Minutos más tarde, el mismo revisor entra a su camarote con una bolsa de papel. “Nomás la voy a poner acá arriba”, dice. El escritor le pregunta qué hay adentro. “Unas cosas”, contesta el revisor quien, a pesar del recelo muy comprensible del escritor, acaba saliéndose con la suya. “No hay problema, usted es turista”, le asegura.

“México estaba lleno de gente con uniformes ambiguos”, medita el escritor desde el vagón comedor cuando ve pasar a tres individuos “con bigotes, macanas, pistolas”. Poco después, un revisor le avisa que esos policías lo buscan en su camarote. Uno le pide sus papeles, los revisa, le pregunta si la bolsa es suya. Aunque entiende español, Theroux finge no hacerlo, dice que ya pasó aduana, que es un turista. Al oír esa palabra, el policía parece defraudado. “¿Así que todo esto es suyo, incluyendo ese paquete de allá arriba?”. “¿Qué quiere ver exactamente?”, le pregunta Theroux. El uniformado “Volvió a ver la bolsa. La apretó. Adentro hubo un sonido metálico. Tenía sus sospechas, y estaba triste porque sabía que, como turista, yo tenía derecho a la privacidad. El revisor conocía el sistema”. Los bigotones le desean buen viaje antes de retirarse.

martes, 2 de agosto de 2011

Hemingway: una anécdota.




Hemingway, se sabe, participó en ambas guerras mundiales. Wikipedia recoge una anécdota de la segunda:

(en una) misiva enviada a su editor, Charles Scribner, en agosto de 1949 - cuatro años después de finalizada la Segunda Guerra-, relató: "Una vez maté a un kraut de los SS particularmente descarado. Cuando le advertí que lo mataría si no abandonaba sus propósitos de fuga, el tipo me respondió: Tú no me matarás. Porque tienes miedo de hacerlo y porque perteneces a una raza de bastardos degenerados. Y además, sería una violación de la Convención de Ginebra. Te equivocas, hermano, le dije. Y disparé tres veces, apuntando a su estómago. Cuando cayó, le disparé a la cabeza. El cerebro le salió por la boca o por la nariz, creo".

lunes, 1 de agosto de 2011

jueves, 28 de julio de 2011

Guillermo Sheridan opina...



Dado a promover su más reciente libro de crónicas (género al que el autor deslinda de sus estudios sobre poesía mexicana: “Mi autocrítica quizá se ejerza más en mi otro trabajo, en mis libros digámosles “serios”. Estas crónicas son cositas que escribo con la mano izquierda y con un ojo cerrado.) “Viaje al centro de mi tierra”, Guillermo Sheridan, emitió, aquí y allá algunos comentarios, del todo atendibles:

Machismo: Vivimos en un país en el que los hombres se refieren a su novia como la chancla antes de aventarla al suelo.

Parodiables: En México se da el problema de que no es infrecuente que los protagonistas traigan la sátira incluida. Un político mexicano que no trae incluida su propia parodia no es político mexicano.

La imbatible raza azteca: Un pueblo que considera nutritiva, saludable y hasta sabrosa la torta de papel de estraza es capaz de todo.

Incongruencia: No veo ninguna razón para excluirme de mi forma de mirar las cosas. Me río de mí mismo porque no tengo dispensa de estupidez ni estoy exento de incongruencia. De hecho, creo que me sale muy bien ser incongruente. Bastante mejor que ser congruente. Quizás lo único congruente en mí sea mi incongruencia

El fracaso como negocio: Durante años se demostró en México que, por ejemplo, un campesino improductivo era mejor inversión que uno productivo. La improductividad generaba secretarías de estado, confederaciones nacionales campesinas, líderes, diputados y senadores, y toneladas de presupuesto para arreglar el “problema de la tierra”, etcétera. Una vez que se descubrió el éxito del fracaso y se institucionalizó, todo mundo se dio cuenta de que era más negocio acrecentar el problema que resolverlo. El Estado se dio cuenta de que causar desastres sociales era una gran fuente de negocios privados y logró, durante décadas, ser a la vez el causante del desastre, su administrador y, desde luego, el obstáculo para resolverlo. En estos días puede verse una aplicación directa de esta teoría en el lío de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Es un fracaso académico, pero un éxito político.

El más grave problema de la sociedad mexicana: nuestra absoluta incapacidad para entender que las leyes son nuestras aliadas, no nuestras adversarias; la cifra de nuestros derechos y nuestras responsabilidades, y no el paisaje contra el cual practicar la impunidad o nuestra hipnótica adicción a la injusticia.

El futuro del DF: sí tiene futuro esta ciudad, pero es un futuro espeluznante y, me temo, imposible de resumir ahora. Es una mezcla del Apocalipsis de san Juan y un mural de Siqueiros. Los desastres suelen salirnos muy bien a los mexicanos.

¿Qué espera de sus lectores? No espero absolutamente nada. Decir que me interesa que el lector salga del libro mejor de como entró me parecería faltarle al respeto. Y desde luego, esperar que salga peor, sería sobreestimarlo…

lunes, 25 de julio de 2011

sábado, 23 de julio de 2011

Los enamoramientos (Fragmento)



O por la edad o por pereza o porque es tarde ya, llegamos a un punto en que volver a enamorarnos, ni pensarlo: Enamorarse, es un largo proceso, nos dice Javier Marìas, en Los enamoramientos, y su repeticiòn agobia:

Conocer a alguien nuevo, contarle la propia vida aunque sea a grandes rasgos, dejarse cortejar o ponerse a tiro, estimular, mostrar interès, enseñar la mejor cara, explicar còmo es uno, escuchar còmo es el otro, vencer recelos, habituarse a alguien y que ese alguien se habitùe a uno, pasar por alto lo que desagrada.

jueves, 21 de julio de 2011

Sobre la envidia



Lo peor es que este veneno -la envidia- suele engendrarse en los pechos de los que nos son más amigos, y nosostros los tenemos por tales fiándonos de ellos; y son más perjudiciales que los enemigos declarados.

miércoles, 20 de julio de 2011

Fotopoema



Laredense cielo
Nubes como niebla
Bienvenida y destierro



a.a

jueves, 14 de julio de 2011

El tigre (un poema de Eduardo Lizalde)




Este año el Alfonso Reyes de literatura es para Eduardo Lizalde, un poeta admirable y feroz. ¡Enhorabuena!

Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.
Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.
Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.
Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado
en todo esto.

miércoles, 13 de julio de 2011

Perfil de Jorge Semprún



A poco de fallecer Jorge Semprún, Letras Libres solicitó, telefónicamente, a Mario Vargas LLosa sus impresiones. Aqui va la transcripción:

Como pocos escritores de su tiempo, como a Malraux, a Arthur Koestler o a Orwell, a Semprún le tocó vivir como actor, no como testigo, los grandes hechos históricos del siglo XX. Sin embargo, tuvo la capacidad, muy infrecuente en el hombre de acción, de tomar una distancia intelectual para analizar lo que vivió o escribir ficciones a partir de su experiencia histórica. No se puede separar al Semprún militante, actor en los grandes acontecimientos históricos de su siglo, del escritor y del intelectual.

Le tocó vivir la Guerra Civil española en el exilio; luego, cuando viene la Segunda Guerra Mundial, es un estudiante de filosofía y pasa muy joven todavía a militar en la resistencia; es capturado por los nazis, es torturado y es enviado a la experiencia más atroz de la época, que son los campos de concentración. Pasa casi dos años en Buchenwald y sobrevive, en cierta forma, de milagro. Luego milita en el Partido Comunista, para vivir la utopía de la sociedad sin clases, de la igualdad absoluta, y durante muchos años es un militante muy arriesgado, porque durante el franquismo lo envían a España para tratar de constituir grupos o células comunistas en Madrid, y en cada viaje se juega literalmente la vida. Son los años de su pseudónimo, Federico Sánchez, sobre los que escribió después un libro muy interesante, la Autobiografía de Federico Sánchez; luego le toca vivir también la crisis del comunismo. Se convierte en una víctima del estalinismo: es expulsado por tratar de introducir en el comunismo español el eurocomunismo, más bien democrático y abierto, lo que para él es un desgarramiento terrible, porque había consagrado toda su vida al Partido Comunista, y luego tuvo que reconstruirse ideológicamente adoptando la cultura democrática, volviéndose un crítico tan severo como Orwell o Koestler de los viejos comunistas. Y luego está su inserción en el mundo democrático: llega a ser ministro de Cultura de un gobierno socialista sin perder nunca una independencia que desde que fue expulsado del Partido Comunista lo caracterizó siempre a la hora de escribir. Al vivir de esa manera tan intensa, y como actor de los grandes hechos históricos, Semprún fue un escritor comprometido en un momento en el que ya no estaba de moda la literatura comprometida. En El largo viaje, su primera novela, habló de su experiencia concentracionaria. Pero el libro de Semprún que me parece más admirable es La escritura o la vida, una reflexión sobre la manera en que la literatura puede dar un testimonio vívido, creativo y al mismo tiempo tremendamente enriquecedor, de lo que es la experiencia de la historia.

Es un libro muy hermoso, maravillosamente escrito, muy desgarrador, porque en él se encuentra todo el drama de una vida que estuvo constantemente enfrentada a fracturas terribles.

Semprún y yo fuimos muy amigos. Y siempre fue para mí una experiencia riquísima conversar con él. Era un hombre muy discreto, no exhibía para nada esa experiencia tan intensa y tan diversa que tuvo; jamás le oí hablar, por ejemplo, de los campos de concentración, salvo una vez que me impresionó mucho, porque nunca le había visto tan conmovido. Era 1992, yo estaba viviendo en Berlín y él acababa de ir por primera vez a Buchenwald desde que estuviera preso allí dos años. Hizo escala en Berín y estuvimos conversando; estaba completamente afectado cuando me dijo: “A mí me salvó la vida un hombre ante el que tuve que registrarme la noche que llegué a Buchenwald. Se trataba de un prisionero político alemán que tomaba registro de los que llegaban a los campos.” Semprún se acordaba claramente de que ese hombre alemán le preguntó cuál era su profesión, y él le dijo que era estudiante de filosofía. Entonces, recordaba, el alemán levantó la vista e hizo un movimiento negativo con la cabeza, como diciéndole que no. Pero él insistió. Le dijo: “Sí, sí, estudiante de filosofía.” Y el alemán escribió en el registro. Pero Semprún nunca vio lo que escribía hasta que en 1992 volvió a Buchenwald y le mostraron el registro, recordó la escena y se dio cuenta de que en el rubro “profesión” el alemán había escrito “estucador”, “stukateur”, obrero del estuco. A los estudiantes de filosofía y a los intelectuales los fusilaban inmediatamente. Al hacerlo pasar como obrero le salvó la vida, y eso lo descubrió en 1992. Es la vez que vi más afectado a Semprún, quien tenía esa cosa elegante de disimular sus sentimientos. Él estaba profundamente emocionado porque descubrió medio siglo después que quien le había salvado la vida era un prisionero político alemán.

Era muy buena persona, muy buen amigo, generoso, un hombre más bien modesto y templado por esas 
experiencias terribles. Me ha dado pena su muerte: tengo la sensación de que desaparece un determinado linaje de escritor que ya no puede existir en el mundo de hoy.

martes, 12 de julio de 2011

"La Maestra"



Tiene la palabra Guillermo Sheridan:

"La Maestra" es, quizás, el símbolo más evidente de la desigualdad en México. No sólo por su riqueza personal -que al parecer no es poca- sino por su carácter plenipotenciario, por la dispensa de rendir cuentas. ¿El voto de "La Maestra" cuenta lo mismo que el mío? No: su voto se multiplica por tres millones. ¿"La Maestra" está representada como yo ante el Poder Legislativo por medio de mi diputado? No: "La Maestra" tiene su propio partido y unge diputados personales a quienes ordena aparentar que a quien representan es a mí (aunque sea yo quien les paga). ¿"La Maestra" puede ser llamada a rendir cuentas, como yo, ante las instancias judiciales o fiscales, de lo que gano o administro? No: la Constitución exenta a los sindicatos de las reglas antimonopólicas. No: el IFAI no puede requerirla, ni siquiera el Legistaltivo. Y sí: tiene poder para con un movimiento de su dedito, sumir al país en un caos superior.

lunes, 11 de julio de 2011

Deje usted de escribir y póngase a leer



… así se podría resumir, burdamente, la arenga de Guillermo Fadanelli a un joven aspirante a escritor:

Hace unos días recibí el correo de un joven que me confesaba sus deseos de ser escritor. Era una carta extensa y un tanto desesperada... Aún cuando no le he respondido creo que este joven tiene que abandonar por completo cualquier deseo de escribir ficciones y en su lugar debe ponerse a leer. La lectura requiere de paciencia y talento, y no es nada sencillo formarse como un buen lector. Al final del camino los autores que uno ha leído en su vida te acompañarán a la tumba en silencio, sin lágrimas vanas ni discursos oportunistas. Serán una buena compañía.

Harol Bloom, el enloquecido prefesor de literatura que en el Canon occidental intento organizar una ridícula olimpiada literaria, escribió en ¿Cómo leer y por qué? (vaya título pedante), algo que vale la pena: "Sólo se puede leer para iluminarse a uno mismo: no es posible encender la vida que ilumina a nadie más."... En la actualidad no necisitamos más escritores, sino un regimiento de buenos lectores que luchen contra su propia brutalidad...

En lugar de escribir historias que ya están escritas disponte a leer las biografías de Allan Poe, Heinrich Von Kleist, Lugones, Pavese, Jorge Cuesta, Horacio Quiroga, Plath, Dostoiewski, Nerval, Gogol y unos cuantos más para que te asomes a esa piscina vacía y herrumbrosa donde ya no se puede nadar.

Encuentro impertinente añadir algo más. Pero me monto en el caballo para invitarlos a asistir al Círculo de Lectores que coordino en Nuevo Laredo, para compartir algo de Blanco nocturno de Ricardro Pligia . Acompáñenme este martes, 12 de julio, a eso de las seis de la tarde, en Estación Palabra. Se pondrá bueno.

viernes, 8 de julio de 2011

Un poema de mi cosecha



Has puesto de cabeza a la razón
Mi octavo par craneal distorsiona algunas cosas
Allá fuera te dirán que todo da igual
No te fíes de la plebe, suele ser estúpida
Honesto, intelectual: un par impar
“Baila, hasta que la muerte te llame
Y diga suavemente entra”
-aconseja Michi Panero-
Inhalas el nitrito de amilo
Y la ruta se ha allanado
Has puesto de cabeza a la razón
Y en el techo una estrella

lunes, 4 de julio de 2011

Blanco nocturno



Comparto un fragmento de Blanco nocturno, trama sobre las aparencias, sobre la percepción, sobre el reconomiento:

Usted en el campo sigue el rastro de un ternero, ve las huellas en la tierra seca, sabe que el animal está cansado porque las marcas son livianas y se orienta porque los pájaros bajan a picotear en el rastro. No puede buscar huellas al voleo, el rastreador debe saber primero lo que persigue: hombre, perro, puma. Y después ver. Lo mismo yo. Hay que tener una base y luego inferir y deducir. Entonces -concluyó- uno ve lo que sabe y no puede ver si no sabe... Descubrir es ver de otro modo lo que nadie ha percibido. Ese es el asunto.

lunes, 27 de junio de 2011

Un actor de teatro



Antonio Saravia me ha compartido su Tilichero, uno de los trabajos artesanales que acostumbra, en sus palabras: “Atesoro, guardo y acumulo para luego percatarme con el paso del tiempo, de que aún cuando parte de ello es sin duda lastre, también la mayor parte es simplemente combustible biográfico.”

Entre las pasiones de Saravia destaca el Teatro, por ello no extraña que formando parte de sus tiliches se cuente una carta que hacia 1901 dirigiese C. Stanislavski a un estudiante de Teatro que quería colaborar con él. Reproduzco un fragmento:

… El teatro es la tribuna más poderosa que existe; mucho más poderosa, por su influencia, que los libros o los periódicos. Pero esta tribuna ha caído en manos de la escoria de la sociedad humana que la ha prostituido. La meta que persigo es, hasta donde me alcancen las fuerzas, hacer evidente a la actual generación que el actor es un misionero de la belleza y la verdad. Para lograr esto, el actor debe saber levantarse por encima de la plebe, en virtud de su talento, o de su auto-educación o de otras capacidades. Un actor debe ser, ante todo, una persona culta, debe ser capaz de ponerse a la altura de los genios de la literatura… Para que compruebe lo que le he dicho lea “El Maestro Constructor” de Ibsen, o su “Hedda Gabler”… De modo que continúe estudiando y tendré mucho gusto en aceptarle como colaborador, pero si persiste en permanecer falto de cultura, le consideraré un enemigo del teatro y le combatiré con todas mis fuerzas.

domingo, 19 de junio de 2011

Ñandú



La escena final de El fantasma de la libertad, es uno de los finales de Buñuel que màs me intrigan. Pasando a otra cosa, las notas dispuestas por Pligia, en Blanco nocturno, constituyen ficciones autònomas; como la siguiente:

Una vez -contó Sofía- habían desarmado el motor de una de las primeras trilladoras mecánicas y dejaron los bulones y las tuercas para que se orearan en el pasto mientras empezaban a revisar las aspas, y de pronto apareció un ñandú que salió de la nada y se comió las tuercas que brillaban al sol. Glup, glup, hacía el cogote del ñandú mientras se tragaba las tuercas, los bulones. Empezó a retroceder de costado, con sus ojos enormes, y trataron de enlazarlo, pero fue imposible, corría como una luz y después se paraba y los miraba con una expresión tan loca que parecía que estubiera ofendido. Al final terminaron persiguiendo al avestruz en auto por el campo para recuperar las piezas de la maquina.

viernes, 17 de junio de 2011

Columpios



Una inquietante sensación entraña cada nuevo (nuevo para este perezoso lector, se entiende) poema de Fabio Morábito:

Los columpios no son noticia,
son simples como un hueso
o como un horizonte,
funcionan con un cuerpo
y su manutención estriba
en una mano de pintura
cada tanto,
cada generación los pinta
de un color distinto
(para realzar su infancia)
pero los deja como son,
no se investigan nuevas formas
de columpios,
no hay competencias de columpios,
no se dan clases de columpio,
nadie se roba los columpios,
la radio no transmite rechinidos
de columpios,
cada generación los pinta
de un color distinto
para acordarse de ellos
ellos que inician a los niños en los paréntesis
en la melancolía,
en la inutilidad de los esfuerzos
para ser distintos,
donde los niños queman
sus reservas de imposible,
sus últimas metamorfosis,
hasta que un día, sin una gota
de humedad, se bajan del columpio
hacia sí mismos,
hacia su nombre propio
y verdadero, hacia
su muerte todavía lejana.

jueves, 16 de junio de 2011

Borgeana



Con motivo de los 25 años de su fallecimiento, por estos días se insiste en Borges. Reproduzco una anécdota del argentino recogida por allí:

Otra pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago primero en inglés y luego lo traduzco al español. Yo les digo que sí, que, por ejemplo, los versos: "Siempre el coraje es mejor, / nunca la esperanza es vana, / vaya pues esta milonga, / para Jacinto Chiclana" se ve en seguida que han sido pensados en inglés; se notan, inclusive, las vacilaciones del traductor

lunes, 13 de junio de 2011

Rebenque




Ahora que leo Blanco nocturno, de Ricardo Pligia, me topo sucesivamente con esa palabra. Poco común, bien cierto, entre nosotros los mexicanos, pero familiar a los argentinos.

El rebenque es un pequeño látigo usado por los gauchos para azuzar a la cabalgadura. Pero también:

El rebenque se empleaba asimismo como arma, supliendo al facón en los combates que no ameritaban efusión de sangre o llevado en la mano izquierda para complementar a este, así como para disciplina corporal en el ámbito doméstico y escolar.

En ocasiones, en el norte de la Argentina, también se denomina así a los trozos de materia fecal humana desecados al sol, con el fin de crear un elemento contundente y arrojadizo, con el fin de lesionar física y emocionalmente a los contrincantes en batallas por honor, o por simple malicia
(Fuente: Wikipedia)

miércoles, 8 de junio de 2011

Un poema de José Angel Valente





A usted le doy una flor,
si me permite,
un gato y un micrófono,
un destornillador totalmente en desuso,
una ventana alegre.
Agítelos.
Haga un poema
o cualquier otra cosa.
Léasela al vecino.
Arrójela feliz al sumidero.
Y buenos días,
no vuelva nunca más, salude
a cuantos aún recuerden
que nos vamos pudriendo de impotencia.

jueves, 2 de junio de 2011

Leonora & Max




Ahora que el tándem Leonora Carrington /Max Ernst está de moda, don José de la Colina nos cuenta cómo se conocieron:

Una tarde de 1937, en una sala de exposición cerca de Picadilly Circus en que contemplaba extasiada un cuadro de Turner, Leonora oyó un susurro que sobre su hombro alguien le soplaba en un francés levemente acentuado de alemán: Cet Turner, quel merde de peintre!

Furiosa, Leonora se volvió a darle al casi silbante insolente una somera lección de cultura artística, si es que no una bofetada, y se encaró con un apuesto hombre ya cuarentón, alto, rubio, de nariz aguileña y ojos claros, que la miraba y sonreía abiertamente. Y entonces ella, quizá presintiendo desde el primer momento (como en cualquier novela rosa pero esta vez de veras) que el seductor e insolente desconocido iba a ser en su vida el primer hombre importante y su primer amante y su primer verdadero maestro de pintura, también sonrió.

El hombre era Max Ernst, miembro fundador del ya muy célebre grupo surrealista que reunía a André Breton, Paul Eluard, Benjamin Péret, Robert Desnos, Luis Aragon, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Luis Buñuel y otros. Y ante la clara mirada y la franca sonrisa del hombre que la había seguido desde hacía muchas calles hasta esa exhibición de un pintor qu en verdad él detestaba, ella se prendió de su brazo y salieron juntos a la calle, compraron cucuruchos de papas fritas en un puesto esquinero y, comiéndolas, pasearon por la ‘City” bajo un encendido crepúsculo no poco turneriano y de aquellos que entusiasmaban al hacía un año fallecido Gilbert K.Chesterton (un autor favorito de Leonora aunque fuese católico y ella estuviera harta de catoliquerías).

lunes, 30 de mayo de 2011

Breve



Guardo simpatía por las formas breves. La brevedad imita la vida, reconoce lo finito; sabe que el tiempo del lector no es cuantioso, por ello no le abruma. Este recurso lo han elogiado cantidad de escritores; escuchemos a uno:

(El escritor) no hará gestos innecesarios, no se permitirá ningún manierismo, no perderá el tiempo del lector. Escribirá con la mayor brevedad posible. (Saul Bellow)

jueves, 26 de mayo de 2011

Toco esta rosa



Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro

la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento

de abrir el mundo en ellas...


La de anoche fue la mejor reunión, en lo que va del año, del Círculo de Lectores. Claro, nos convocaba la elegancia de Gonzalo Rojas, autor de los versos ut supra.

Aviso: La reunión del mes de junio tendrá como pretexto compartir la lectura de Riña de Gatos, de Eduardo Mendoza. Será el sábado 18 a eso de las 14:30 hrs.

a.a

miércoles, 25 de mayo de 2011

Perdí mi juventud en los burdeles



Hoy, miércoles 25 de mayo de 2011, se cumple un mes de nuestra vida sin Gonzalo Rojas. Por tal motivo, leeré poemas suyos, en unas horas más, a eso de las seis de la tarde, en Estación Palabra. Los que quieran sumarse al homenaje son bienvenidos. Para abrir boca, ahí les va esto:

Perdí mi juventud en los burdeles

Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre novia
reventada en el baile.
Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.

Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.

Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.

Allí, bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes
de la miseria.

A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules. A torrentes
tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.

Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudos los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
copiaban en vano tu hermosura.

Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer, y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio,
y allí donde bailaste
desnuda para mí, todo era olor
a muerte.

No he podido saciarme nunca en nadie,
porque yo iba subiendo, devorado
por el deseo oscuro de tu cuerpo
cuando te hallé acostada boca arriba,
y me dejaste frío en lo caliente,
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.

viernes, 20 de mayo de 2011

Pájaro




CANCIÓN

No decirle al pájaro cabeza de pájaro, decirle

cabeza de velocidad, airecillo

arcangélico, figura

del acorde que sólo no más Dios, no decirle

al pájaro cabeza de pájaro

antes bien besar su palpitación bajo el plumaje caliente,

confiar en él

por ritmo, airearlo

arterial como hace la hermosura con el seso

al amanecer, darle lo suyo,

porque el Mundo es suyo, no

decirle al pájaro cabeza de pájaro


El poema es de Gonzalo Rojas, ¿de quién más?

a.a

miércoles, 18 de mayo de 2011

El ritmo



Si a un lego se le pregunta qué es el ritmo, atinará a balbucear cualquier cosa. Un poeta, no. Gonzalo Rojas, no:


Nace de nadie el ritmo, lo echan desnudo y llorando

como el mar, lo mecen las estrellas, se adelgaza

para pasar por el latido precioso

de la sangre, fluye, fulgura

en el mármol de las muchachas, sube

en la majestad de los templos, arde en el número

aciago de las agujas, dice noviembre

detrás de las cortinas, parpadea

en esta página.

Aprovecho los versos del poeta para mencionar aquí que será el próximo miércoles 25 de mayo cuando recordaremos a Gonzalo Rojas. Dedicaré la reunión del Círculo de Lectores de Nuevo Laredo del mes de mayo a su memoria. La cita es en Estación Palabra a eso de las 18:00 hrs.

a.a

sábado, 14 de mayo de 2011

Felipe IV y Velázquez



Velázquez había llegado en 1622 a Madrid en la estela de su compatriota (ambos sevillanos) el conde duque de Olivares, un año después de la ascención al trono de Felipe IV. Velàzquez tenía veinticuatro años, seis màs que el Rey, y poseía una técnica pictórica apreciable, pero todavía con resabios provincianos. Al ver las obras del aspirante a pintor de corte, Felipe IV, que era lerdo en asuntos de Estado pero no para el arte, se dio cuenta de que estaba delante de un genio y, sin hacer caso de la oposición de los expertos, decidió confiar su imagen y la de su familia a aquel joven indolente y audaz, de insultante modernidad. Al hacerlo entró en la historia por la puerta grande. Tal vez entre los dos hombres hubo un trato regido únicamente por la etiqueta palaciega. Pero en el intrincado mundo de las intrigas cortesanas, nunca flaqueó el apoyo del Rey a su pintor favorito. Ambos compartieron décadas de soledad, de destinos cruzados. Los dioses habían conceido a Felipe IV todo el poder imaginable, pero a él sólo le interesaba el arte. Velàzquez había recibido el don de ser uno de los pintores más grandes de todos los tiempos, pero él sólo anhelaba un poco de poder. Al final los dos vieron realizados sus deseos. Felipe IV dejó a su muerte un país arruinado, un Imperio en descomposición y un heredero enfermo predestinado a liquidar la dinastía de los Habsburgo, pero legó a España la más extraordinaria pinacoteca del mundo.

Velázquez, que sólo pintaba a instancias ajenas y no sentía la menor apetencia por trabajar, se retrató a sí mismo muy pocas veces. De joven, quizá como escéptico testigo de la efímera rendición de Breda; más tarde, al término de su carrera, representando a su propio personaje en Las Meninas. En esta última obra luce ya la cruz de la Orden de Santiago que lo acredita como gentilhombre, pero su imagen es también la del hombre cansado que ha visto realizado su sueño tras una vida de afanes y renuncias y se pregunta si valió la pena.


La edificante lectura de Riña de gatos (el fragmento anterior viene de allí), del catalàn Eduardo Mendoza, me está propinando, como se decía antaño, ratos de solaz y esparcimiento.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Instrucciones para escribir un cuento



Para escribir un cuento, nos dice Bernardo Axtaga, se necesita:
...un diminuto reloj de arena, el cual le dará cumplida información tanto del paso del tiempo como de la vanidad e inutilidad de las cosas de la vida.

… No se le ocurra ponerse delante de una de esas monótonas y monocordes paredes modernas… que su mirada se pierda en ese paisaje abierto que se extiende más allá de su ventana.

Es también necesario, aunque en grado menor, que escuche música, cualquier canción de texto incomprensible para usted: una canción, por ejemplo, rusa. Una vez hecho esto, gire hacia adentro, muérdase la cola…pregúntele a su cuerpo si tiene frío, si tiene sed. En caso de respuesta afirmativa… sería muy extraño que pudiera encaminar su trabajo ya en el primer intento. .. vaya tranquilamente hasta la cocina… Beba un poco de agua –si viene helada no desaproveche la ocasión de mojarse el cuello- y antes de volver a sentarse ante la mesa eche una meada suave (en el retrete, se entiende, porque mearse en el pasillo no es, en principio, un atributo de lo literario).


a.a

martes, 10 de mayo de 2011

Dar gracias



Los que vivimos en frontera, nos contaminamos, por lo bueno y por lo mano, de costumbres ajenas. En mi caso, la que más atesoro es la celebración de Thanksgiven. Me gusta desde su nombre: Dar Gracias. Algo que de común se nos olvida.

Los siguientes renglones son de don Armando Fuentes Aguirre, Catón:

He recogido la primera nuez caída del nogal y la he puesto a los pies de la Señora en un sencillo altar de la iglesia de Potrero.

La gente del campo sabe que todos los dones de la tierra vienen del cielo, por eso al cielo piden la bendición de la cosecha, y al cielo la agradecen. En la ciudad nosotros nos olvidamos de pedir, y más aún, nos olvidamos de agradecer. Quien sabe cúal de los dos olvidos sea más culpable.

Cosa muy pequeña es una nuez, pero en ella cabe todo el misterio de la vida. Muy pobre ofrenda para la Señora es una nuez, pero va en ella toda mi acción de gracias por el regalo de vivir.

Y con ello quiero dar cumplidas gracias a Antonio Saravia por otorgarme el lujo de su amistad y, no menos importante, soportar la mía.

a.a

domingo, 8 de mayo de 2011

Menipo



Si el curioso lector, por apego al sistema métrico decimal, eligiese la pàgina 60 de Riña de gatos, toparía con esto:

... Menipo un filósofo cínico del que nada seguro ha llegado hasta nosotros, salvo lo que cuentan Luciano de Samosata y Diógenes Laercio. Según éstos, Menipo nació esclavo y se afilió a la secta de los cínicos, ganó mucho dinero por métodos de dudosa rectitud y en Tebas perdió cuanto tenía. La leyenda refiere que ascendió al Olimpo y descendió al Hades y en los dos lugares encontró lo mismo: corrupción, engaño y vileza. Velázquez lo pinta como un hombre enjuto, entrado en años pero todavía lleno de energía, vestido de harapos, sin hogar ni posesiones materiales y sin más recursos que su inteligencia y serenidad frente a las adversidades... ¿Qué habría querido decir Velázquez al elegir este personaje evanescente, siempre en camino hacia ninguna meta, salvo el incesante y reiterado desengaño?.. Tal vez pintó a Menipo como advertencia, para recordarse a sí mismo que al final del camino hacia la cumbre no nos espera la gloria, sino el desencanto.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Un pasaje de Riña de Gatos



Trancurre entre el protagonista, un inglés tasador de arte, y una chica española, hija de uno de sus clientes:

... la atractiva joven dijo a su acompañante:

-No juzgue con ligereza a mi familia. En las presentes circunstancias, todos actuamos de un modo exagerado, que a un extraño le puede parecer inmaduro. Cuando el futuro es incierto, se concentran en el presente acciones y sentimientos que en tiempos de normalidad se desarrollarían con más calma y más decoro... Por otra parte, mi familia es atrabiliaria y feudal: desde hace siglos está acostumbrada a apropiarse de lo que le gusta. Y usted les ha gustado. Quizá porque al venir de fuera ha traido a esta casa el recuerdo de otra realidad, màs alegre y menos cruel.

-Celebro haber causado buena impresiòn a su familia -respondió el inglés-, pero me gustaría saber qué impresión le he causado a usted.

-Esto deberá averiguarlo por sus propios medios, señor Whitelands. Yo también me apodero de lo que me gusta, pero no dejo que nadie se apodere de mí.

Anthony abriò la puerta de la calle. En el umbral se detuvo, se volviò y dijo:

-¿Volverè a verla mañana?

-No lo sé. Nunca hago planes tan a largo plazo -repuso ella cerrando la puerta.


.

martes, 3 de mayo de 2011

Felipe II y los orígenes de Madrid



A diferencia de tantas otras ciudadades de España y de Europa, el origen de Madrid no es griego, ni romano, ni siquiera medieval, sino renacentista. Felipe II la creo de la nada estableciendo alli la corte en 1561. Por esta causa, Madrid no tiene mitos fundacionales que se remonten a una oscura divinidad, ni una virgen romànica la acoge bajo su manto de madera tallada, ni una augusta catedral proyecta su aguzada sombra en la parte vieja. En su escudo no campa un aguerrido matador de dragones...Felipe II construyó El Escorial y alejó así de Madrid la tentación de convertirse en un foco de espiritualdad ademàs de ser un foco de poder. Con el mismo criterio, rechazó al Greco como pintor de la corte. Gracias a estas prudentes medidas, los madrileños tienen muchos defectos pero no son iluminados.

Tomado de Riña de gatos, de Eduardo Mendoza.

domingo, 1 de mayo de 2011

El fornicio




Gonzalo Rojas fue un poeta químicamente puro. Incluso cuando empuñó la prosa, disparó pétalos. Como lo corrobora el discurso que redactó con motivo de la recepción del Cervantes del Literatura:


Pero Gonzalo se revela necesario, íntimo, eterno, cuando le leemos poemas como El Fornicio, justamente celebrado:

El Fornicio

Te besara en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras, te
lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!


.

viernes, 29 de abril de 2011

Tres visitaciones de Fina García Marruz



Este año el Reina Sofía premia no sólo a un poeta, la cubana Fina García Marruz, sino a una tradición, la de los contertulios congregados en Orígenes. De la delicada Fina son estas visitaciones:

1
Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.

2
Uno vuelve a subir las escaleras
de su casa perdida (ya no llevan
a ningún sitio), alguien nos llama
con una voz querida, familiar.
Pero ya no hace falta contestarle.
La voz sola nos llama, suficiente,
cual si nada pudiera hacerle daño,
en el pasillo inmenso. Una lluvia
que no puede mojarnos, no se cansa
de rodear un día preferido.
Uno toca la puerta de la casa
que le fue deparada a nuestras manos
mortales, como un tímido consuelo.
...

11
Since I have walk'd with you through shady lanes... (Keats)
¿Quién no conoce ese sendero en sombras,
ese continuo hablar, interrumpiéndose
el uno al otro amigo, en el gozoso
diálogo hasta la puerta de la casa,
servida ya la cena? ¿Quién no escucha
las nocturnas pisadas en la acera
tornarse más opacas al cruzar por la yerba
que nos trae al amigo, al bien llegado?
¿A quién, ya tarde, no le cuesta mucho
despedirse y murmura generosos deseos,
inexplicables dichas, bajo los fríos astros?


.

jueves, 28 de abril de 2011

Gonzalo Rojas: Un día común



"Yo vivo solo, duermo en cama de hombre solo, perdí a la mujer última mía hace 10 años, resido en Santiago, capital de no sé qué como suelo decir desdeñosamente. Por allá arriba tengo una casa, en el centro sur de Chile. Me levanto temprano, sobre las 7 y media estoy arriba. Ya en estos plazos finales, un desayuno fuerte claro, no mucho pero firme, y luego salgo por la calle, pero no llevo ninguna vida así confortable, tampoco dolorosa. Leo, leo, leo sobre todo como me enseñó Borges y a todos nos enseñó, releo, el que no relee está jodido, el que no relee no ha leído nunca"

.

martes, 26 de abril de 2011

Ochenta veces nadie



Encuentro resonacias, entre estos versos escritos por Gonzalo Rojas a los 80 y mis circunstancias -a los 40-.

La apuesta es ahora,
ese ahora libertino cuando uno
todavía echa semen sagrado... y
no escarmienta, construye casas,
... viaja,
odia la televisión, vive solo

lunes, 25 de abril de 2011

Sin Gonzalo



25 de abril de 2011, la fecha aciaga, desnace Gonzalo Rojas. Desde mi tristeza sin Gonzalo, desde mi orfandad, desde mi pobreza, le recuerdo:

Quedeshím qudeshóth

Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acosté
con una en Cádiz bellísima
y no supe de mi horóscopo hasta
mucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigir
más y más oleaje; remando
hacia atrás llegué casi exhausto a la
duodécima centuria: todo era blanco, las aves,
el océano, el amanecer era blanco.
Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No hay
pura, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia. 50 dólares
por ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.
50, o nada. Lloró
convulsa contra el espejo, pintó
encima con rouge y lágrimas un pez: El Pez,
acuérdate del pez.
Dijo alumbrándome con sus grandes ojos líquidos de
turquesa, y ahí mismo empezó a bailar en la alfombra el
rito completo: primero puso en el aire un disco de Babilonia y
le dio cuerda al catre, apagó las velas: el catre
sin duda era un gramófono milenario
por el esplendor de la música; palomas, de
repente aparecieron palomas.
Todo eso por cierto en la desnudez más desnuda con
su pelo rojizo y esos zapatos verdes, altos, que la
esculpían marmórea y sacra como
cuando la rifaron en Tiro entre las otras lobas
del puerto, o en Cartago
donde fue bailarina con derecho a sábana a los
quince; todo eso.
Pero ahora, ay, hablando en prosa se
entenderá que tanto
espectáculo angélico hizo de golpe crisis en mi
espinazo, y lascivo y
seminal la violé en su éxtasis como
si eso no fuera un templo sino un prostíbulo, la
besé áspero, la
lastimé y ella igual me
besó en un exceso de pétalos, nos
manchamos gozosos, ardimos a grandes llamaradas
Cádiz adentro en la noche ronca en un
aceite de hombre y mujer que no está escrito
en alfabeto púnico alguno, si la imaginación de la
imaginación me alcanza.
Quedeshím qudeshóth, personaja, teóloga
loca, bronce, aullido
de bronce, ni Agustín
de Hipona que también fue liviano y
pecador en África hubiera
hurtado por una noche el cuerpo a la
diáfana fenicia.
Yo
pecador me confieso a Dios.


.