miércoles, 4 de mayo de 2011

Un pasaje de Riña de Gatos



Trancurre entre el protagonista, un inglés tasador de arte, y una chica española, hija de uno de sus clientes:

... la atractiva joven dijo a su acompañante:

-No juzgue con ligereza a mi familia. En las presentes circunstancias, todos actuamos de un modo exagerado, que a un extraño le puede parecer inmaduro. Cuando el futuro es incierto, se concentran en el presente acciones y sentimientos que en tiempos de normalidad se desarrollarían con más calma y más decoro... Por otra parte, mi familia es atrabiliaria y feudal: desde hace siglos está acostumbrada a apropiarse de lo que le gusta. Y usted les ha gustado. Quizá porque al venir de fuera ha traido a esta casa el recuerdo de otra realidad, màs alegre y menos cruel.

-Celebro haber causado buena impresiòn a su familia -respondió el inglés-, pero me gustaría saber qué impresión le he causado a usted.

-Esto deberá averiguarlo por sus propios medios, señor Whitelands. Yo también me apodero de lo que me gusta, pero no dejo que nadie se apodere de mí.

Anthony abriò la puerta de la calle. En el umbral se detuvo, se volviò y dijo:

-¿Volverè a verla mañana?

-No lo sé. Nunca hago planes tan a largo plazo -repuso ella cerrando la puerta.


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