Me encuentro en un estado eufórico, ahora que trabajo en un ensayo sobre Sergio Pitol advierto que me estimula poderosamente aproximarme a este escritor al que no dudaría emparentar con mis dos grandes maestros: Octavio Paz y Jorge Luis Borges.
Como ellos, Pitol es un hombre de letras. Detrás del escritor, o codo a codo, hay un lector infatigable. Cuando uno le lee queda la sensación que, como aquellos, lo ha leído todo.
Después de la jornada laboral, me desplazo todas las tardes a la Biblioteca del Multidisciplinario de la UAT y permanezco en ella hasta su cierre. Es un lugar idoneo para leer y trabajar sobre Pitol pues cuenta con todos los tomos publicados de su Obra Reunida.
Por estos días he vuelto a reflexionar sobre la Libertad. Me alegra toparme con esta cavilación de Pitol que no dudaría en largar a cualquier escritor y, si me apuran, a cualquier artista:
"¡La libertad absoluta! Nadie sabe exactamente lo que eso es. Yo la concibo como una posibilidad de no adular a los poderosos, ni de arrodillarme para lograr premios, homenajes, becas o cualquier otra canonjía."
Finalmente, y apercibido de que un reconocimiento personal no aporta nada a su estatura y con el afán no del gratuito elogio sino de justipreciarlo, he de afirmar: si me demandasen el nombre del escritor mexicano que en estos momentos domina nuestras letras; lo tengo a la mano, Sergio Pitol.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario