lunes, 2 de agosto de 2010

Estrella distante




Aunque resonancia de La literatura nazi en América, Estrella distante es más que un eco de aquella. Esta novela de Roberto Bolaño incluye asuntos recurrentes en la obra del chileno; a saber: una voz narrativa fácil de asociar con el autor por los jirones biográficos aportados a la historia, poetas marginales en roles protagónicos, investigaciones criminales no exentas de literatura.

La historia sucede en los años finales del breve gobierno de Salvador Allende y en los sucesivos al golpe de Augusto Pinochet. Entre los ejecutores del terror en los años previos y durante la dictadura chilena destacó uno por seductor y culto: el teniente Carlos Wieder.

Desde los primero renglones sabemos que Wieder se ocultaba al amparo de varios alias. Con uno de ellos, el de Alberto Ruiz –Tagle, es conocido por el narrador de la historia en sus mocedades, cuando ambos coincidían en clubes literarios. También desde el arranque de la historia tenemos noticia de los alcances criminales de Wieder (resultará responsable de la liquidación de personas cercanas al narrador) así como de su singular destreza para la acrobacia aérea: con la estela dejada por el avión militar que comandaba imprimía en el aire arte efímero; en una ocasión versículos de la biblia en latín, una apología de la muerte, en otra.

Uno de los momentos climáticos de la novela es cuando Wieder exhibe, en petit comité, los registros fotográficos de sus crímenes, en un happening macabro. Ese sacudimiento puntea la interrogante obligada ¿debemos apelar a una moral en terrenos de la estética? Esa pregunta no es nueva, se viene formulando desde tiempo ha, por tan solo citar una referencia acúdase al Saló de Pasolini.

El desenlace de la novela es magnífico. El narrador de la historia se reencuentra con Wieder envejecido y desmejorado. Lo invade el terror y se pregunta si valdrá la pena identificarlo (cobrará por ello), ante un sicario que ya sabemos terminará con los días del que fuese un dandy del horror.

Otro mérito atendible de Estrella distante es su brevedad. “Un discurso breve o una novela corta hacen que las bodas o la literatura sean menos desquiciantes” apunta Fadanelli, y lleva razón. Entre esos dos monumentos que representan Los detectives salvajes y 2666, las dos magnas novelas de Bolaño, Estrella distante irradia un inquietante y delgado brillo.

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