El que entre nosotros el reciente fallecimiento del poeta Marco Antonio Montes de Oca haya pasado practicamente desapercibido dice mucho de lo poco y mal que se lee por estos lares.
Fue un caudal y un astro. Fue, por decir lo menos, un permanente deslumbramiento. He seguido algunos de sus gestos:
Maté la nube de mis pensamientos,
cedí terreno
a los pensamientos de la nube.
(...)
Confesé a medio mundo
que ésta es mi hora y no es mi hora,
que todo depende y no depende,
que mis pies han bailado
desde antes de saber andar.
Si digo que le echaré de menos, digo poco.
a.a
1 comentario:
Bañarse bajo la luz de un álamo
Ser todo cuanto miro
En el pozo del Sol
Alfredo, una vez mas, gracias.
Gracias por brindar rastros de opalina y destellos de malaquita.
Das tanto para mirar y tanto para llenar el pozo del Sol.
R.H.
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