Un joven poeta neolaredense me presenta sus versos y demanda mi opinión. Creo, le digo, que Borges tenía razón al sostener que la poesía sólo admite la excelencia. Creo también, pues no hay garrote sin pitanza, que el ejercicio de los versos forja mejores hombres; a condición de prestar oídos a quienes trabajaron magníficamente el oficio; como es el caso de Whitman que en su momento largó un exhorto, atendible en sus días y en los nuestros:
Esto es lo que debes hacer: ama a la Tierra y al Sol y a los animales, desprecia las riquezas, da limosna a quién te la pida, defiende al tonto y al loco, dedica tu dinero y tu trabajo a los demás, odia los tiranos, discute sin preocuparte de Dios, sé paciente y tolerante con la gente, no te quites el sombrero ante nada desconocido ni ante ningún hombre o grupo de hombres... cuestiona lo que te han dicho en la iglesia, en la escuela o cualquier libro, desecha lo que sea un insulto para tu alma y tu misma carne será un gran poema.
a.a
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