jueves, 20 de noviembre de 2008

El error de Madero


Creo que no aporto nada nuevo si menciono que la compañera de Carlos Fuentes, Silvia Lemus, ha venido realizando sucesivas entrevistas misceláneas para canal 22; bajo el nombre de Tratos y Retratos.

En las últimas semanas se han trasmitido la que sostuvo con Friedrich Katz. Cuando veamos la Historia Mexicana sin anteojeras nacionalista se justipreciará la labor que en esa materia ha desarrollado Katz.

La charla fue a propósito de Madero, lo que calza bien en estos días por razones obvias. Da gusto asistir al despliegue de erudición del historiador. Un tema en particular, de los varios tratados, capturó mi atención: los errores de Madero.

Uno de ellos fue no poner a buen recaudo al vicepresidente José María Pino Súarez, recuérdese que ambos son asesinados en el mismo momento, enviándolo a una ciudad alejada del centro. (Entre las opciones barajadas, Katz citaba a Yucatán, seguida del comentario, “su tierra”. Entiendo que Pino Suárez es mi paisano; Tenosique, un municipio tabasqueño colindante con Guatemala fue su cuna. Y de pequeños, los chocos aprendimos a llamarlo “caballero de la lealtad”. Atribuyo el comentario de Katz a la ascendencia yucateca del prócer.) Katz cavila atinadamente que de haber estado separados Presidente y Vicepresidente el magnicidio hubiese resultado improbable, pues Pino Suárez hubiese reforzado el cuidado de su persona rodeándose de un efectivo y leal equipo de seguridad; cosa que no hizo Madero, otro de sus errores.

Como lo ilustra el comentario anterior, los mexicanos, sin importar la esfera social, no tenemos la precaución entre nuestras prioridades. Basta un ejemplo: hubo de imponerse multas para alentar el uso del cinturón de seguridad al conducir. Ahora, cuando queda esclarecido que las causas del avionazo donde perdieron la vida de Mouriño y Vasconcelos fue una mezcla de cuestiones técnicas e impericia, asombra leer lo que Federico Reyes Heroles publicó el martes pasado:

López Portillo compró dos aviones 727 usados que fueron adaptados para viajes intercontinentales, pero sólo se le hicieron las adaptaciones de combustible, no de instrumentos de navegación. Por lo tanto requerían de auxilios para este tipo de trayectos. De la Madrid estuvo a punto de matarse rodeado de funcionarios de altísimo nivel al despegar en una de esas chatarras en Cozumel. Allí se decidió comprar el actual 757, el TP 01, que ya tiene más de 20 años de uso. Cuando De la Madrid decidió la compra le llovieron las críticas. Si a la crítica fácil y al populismo irresponsable le sumamos la necesidad del Presidente y de los altos funcionarios de recorrer el país sistemáticamente, pues nos encontramos ante una encrucijada: necesitamos esa movilidad, esa presencia en todas partes del mundo, pues entonces hay que pagarla.

En la persistencia de ahorros mal entendidos, nos resulta más caro el caldo que las albóndigas. Concluyendo, Madero no fue precavido. Tampoco nosotros lo somos.

a.a

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