lunes, 29 de junio de 2009
La plagiadora
Personita sabe que leo Reforma; sabe, también, que Guadalupe Loaeza es una colaboradora habitual de ese diario. Armado con esos dos conocimientos se presentó en mi búnker para insinuarme que debería manifestar mi repudio al comentario publicado por Líder, bajo la firma de El Ejecutor , en donde se menciona a la citada como plagiadora.
Personita entornó sus ojos, par de espejos azabache duros cual dos escarabajos de cristal negro, quedándose con un palmo de narices: no solamente no levantaría ninguna queja, le dije, sino que estoy en total acuerdo con El Ejecutor; Guadalupe Loaeza es una adicta inescrupulosa al copy-paste , como lo demostró Guillermo Sheridan.
Cursi militante de la gauche caviar, su pecado no es que escriba sobre las señoras de Polanco o que ella misma lo sea (Sólo un necio le reprocharía a Proust detenerse en el estudio de la clase social a la que perteneció); no, la falta estriba en que lo hace mal. Terenci Moix satirizó a parte de la burgesía de su época en novelas insólitamente divertidas como Garras de Astracán y nadie le juzgó por ocuparse de las frivolidades de los ricos. Pero, si en el catalán sobra talento, en la mexicana escasea.
De Guadalupe Loaeza podemos decir lo que Samuel Johnson dijo del libro de uno de sus contemporáneos: "tiene escritos buenos y originales. Pero lo que tienen de bueno no es original y lo que tienen de original no es bueno."
a.a
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