lunes, 22 de junio de 2009

Borges, elector



Una arista de los clásicos es su vigencia, sus opiniones nacen en una época determinada pero su validez se prolonga a través de los años. La víspera de las elecciones argentinas de 1983, Roberto Alifano, en aquel entonces su amigo y asistente, platicó con Borges:

A: ¿Por quién va a votar en las próximas elecciones, Borges?
B: Más bien yo diría contra quién voy a votar... Si pudiera, votaría en contra de todos los políticos.
A: Ya veo que no tiene buena opinión de los políticos.
B: No. En primer lugar no son hombres éticos: son hombres que han contraído el hábito de mentir, el hábito de sobornar, el hábito de reir todo el tiempo, el hábito de quedar bien con todo el mundo, el hábito de la popularidad. Yo no sé hasta que punto la profesión de político es honrada... yo no puedo admirar a ningún político... un político debe fingir todo el tiempo, debe sonreír, simular cortesía, debe someterse melancólicamente a los cócteles, a los actos oficiales, a las fechas patrias.
A: ¿No cree que puede haber políticos sinceros?
B: Yo no los conozco. No puedo admirar a personajes que se la pasan retratándose todo el tiempo y simulando cortesía. Los políticos son la forma más detestable de la hipocrecía.

a.a

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