miércoles, 18 de julio de 2012

Reyes, anecdótico


El Anecdotario de  Alfonso Reyes resulta eficaz para abolir la fementida leyenda según la cual el regiomontano sólo perseguía líneas de ostensible cultura. Leamos:

Para dar una conferencia en el Colegio de San Nicolás, Universidad de Morelia, llegué con dos días de anticipación. Pasé mi primera noche y, a la mañana siguiente, se me ocurrió antes del desayuno salir a pasear a la linda plaza. En un puesto, un señor tomaba una bebida rojiza. "¿Qué es eso?", pregunté a la mujer del puesto. Con la caracteristica tendencia al eufemismo, en vez de decirme que era una purga de crémor me dijo que era un refresquito de la región. "Deme usted uno" -le dije-. Me extraño, es verdad, que le echara una cucharada de bicarbonato... A medio día ya me mataban los retortijones. Apenas podía yo hablar con las personas que me visitaban. No pude comer. Estaba como los purgados de Mussolini. La tarde fue mala. La noche peor, al punto que mi mujer llamó a un médico. Sólo pudieron llamar a un joven recién recibido y especializado en niños. Todavía inexperiente, obedeció las reglas aprendidas, las obedeció al pie de la letra. Y aunque yo le conté que había tomado una fuerte purga y que al otro día necesitaba encontrarme apto para mi conferencia de las once de la mañana, me sometió al interrogatorio ritual. "¿Le pasa a usted esto a menudo?"."No, señor, nunca me había sucedido purgarme sin saber que bebía una purga." "¿Qué edad tiene usted?", etcétera. Y al fin: "¿De qué murió su padre?" "De ametralladora, doctor. ¡Pero eso  nada tiene que ver con la purga!" Yo ya estaba irritado. Él creyó que lo de la ametralladora era una insolencia. Me dejó una recetita y se fue a toda prisa. Naturalmente, no apliqué su receta. Me mandé traer limones, y estuve chupando limones toda la noche. Logré contener la marea, y pude dar mi conferencia, Dios lo sabe con qué esfuerzo. (27.V. 1958) 


1 comentario:

Marcelo dijo...

jajajajajaja Borges elegía muy bien sus amigos!