viernes, 20 de julio de 2012

Lo público y lo privado


¿Cuándo comenzó a erosionarse la frontera entre lo público y lo privado? Carlos Granés, en Letras Libres, sugiere un referente:

"A comienzos de la década de 1950, la Internacional Letrista, un grupo de vanguardia conformado por jóvenes rebeldes, errabundos y borrachines, se tomó al pie de la letra la sentencia dadaísta. Lo importante no era el arte, lo importante era la vida. Todos los esfuerzos imaginativos y creativos debían contribuir al arte de vivir, y esa nueva existencia debía ser, al mismo tiempo, un desafió a la sociedad convencional. El artista ya no creaba cuadros o esculturas, tampoco escribía. Su obra era él mismo; su manifiesto era su existencia; su declaración de principios era su estilo de vida. Este fue el germen de la contracultura, del hippismo y de los experimentos vitales de los sesenta. Un exsituacionista alemán, Dieter Kunzelmann, fue el promotor de Kommune I, la primera comuna que, mezclando el maoísmo y el nudismo, se convirtió en un laboratorio de nuevas formas de existencia. Su estilo de vida –al igual que el de los hippies, los yippies o los miembros de grupos de teatro radical– era su arma política. Sus rutinas, hábitos, divertimentos, vicios y aficiones se convirtieron, más que en una cuestión de preferencias personales, en una manera de épater la bourgeoisie y de promover cambios sociales. Pero para hacer efectiva esta estrategia necesitaban un elemento: cámaras de televisión.

Si lo personal era lo político –como dijo la Kommune I en 1967–, entonces lo personal tenía que hacerse visible. Las puertas de la intimidad tenían que abrirse, y aquel espacio, antes resguardado de los curiosos e impertinentes, debía hacerse patrimonio de todos como ejemplo revolucionario. En 1969 John Lennon y Yoko Ono realizaron sus famosos bed-ins for peace en Ámsterdam y Montreal. Se encerraron en una habitación de hotel, ataviados con sus pulcros camisones, a dejarse fotografiar y filmar por decenas de periodistas. Fue el primer reality, la primera ocasión en la que se montó un escenario donde las cámaras podrían registrar con absoluta impunidad la vida íntima de una pareja.

Los bed-ins de Lennon y Ono no tuvieron repercusión política. Lo que sí generaron fue un cambio mediático y una gran curiosidad por las vidas privadas, por aquello que quedaba oculto, protegido por el secreto, tras la puerta de la habitación del hotel. No debe extrañar que Andy Warhol, otra megaestrella de las artes, hubiera fundado ese mismo año Interview, su propia revista de chismografía de famosos. El estilo de vida contestatario, que empezó siendo un desafío para la sociedad, acabó ofreciendo la mayor diversión para un público acrítico y morboso. Desde entonces, la vida privada de famosos, incluyendo los políticos, se ha convertido en un espectáculo lucrativo y en un divertimento fcil para las grandes masas."

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