Con placer, avanzo en la lectura de Los invitados de la princesa, la flamante novela de Fernando Savater, en la cual, como es costumbre en el
donastiara, deja escurrir sus ideas sobre esto y lo otro; en este caso la crítica literaria:
Por lo común, los críticos no valoran la obra que han leído, que es la que el autor ha querido escribir, sino la que ellos hubieran querido leer, a falta de saber escribirla. La crítica es una especie de policía literaria, pretende detener y hasta ejecutar los gustos distintos a los de quien la perpetra. Son guardavías siempre dispuestos a los cambios de agujas y a mandar a los trenes literarios por otro camino del que pretenden seguir o incluso confinar a alguno especialmente detestado en la vía muerta (…) desaconsejar una obra es una tarea estéril. Para no leer un libro, cualquier libro, basta y sobra una sola razón: la existencia de todos los demás. Lo difícil y arriesgado es ofrecer motivos convincentes para leerlo. Sobre todo hoy en día, cuando gracias a los blogs, twitter, etcétera, cada vez hay más gente con la impaciencia de escribir y menos con la paciencia de leer.
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