martes, 29 de junio de 2010

¿Por quién doblan las campanas?



No tengo noticia de que en vida Rodolfo Torre haya retado públicamente al narcotráfico, ni anunciado una cruzada en su contra; por ello descarto que una motivación personal llevara al crimen organizado a terminar ayer con los días del candidato por el PRI al gobierno de Tamaulipas.

De manera que el atentado no lo fue específicamente contra la persona del excandidato; lo fue contra la vida institucional. Sí, los criminales han enrarecido el proceso electoral, pero no debemos permitir que lo anulen. Es correcto que haya elecciones el próximo domingo y que la población vote. El mensaje civilizado de la ciudadanía será claro y un duro revés para los criminales.

La pelea emprendida por el presidente Calderón contra el crimen organizado se antoja eterna. Y es su duración y el número de muertos lo que desalienta y se termina por concluir que ha fracasado. Soy de los que creen que parte de la solución pasa por legalizar las drogas, pero también sé que criminales siempre habrá (es probable que tengamos que convivir con esa rama torcida hasta el final de los días: cuando el tráfico de enervantes no les suponga negocio mudarán al secuestro o a cualquier otro delito).

Por lo bajo, algunos sostienen que antaño un pacto tácito entre el gobierno y el narco nos procuró la paz. No debemos olvidar que los criminales son la negación del Estado (los que ordenaron y ejecutaron el asesinato de Rodolfo Torre violaron sumariamente sus garantías individuales), en consecuencia la tarea del gobierno es enfrentarlos, dar con ellos y castigarlos y de ningún modo pactar. ¿A dónde iremos a parar si la impartición de justicia es sujeto de negociación?

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