martes, 7 de julio de 2009

Si yo fuera un caballero




La historia es esta: En la década de los 40 Borges conoce a Estela Canto y sostienen un romance. Aplicado en la desdicha, previsible y mansamente, este amorío de Borges (a quién le gustaba citar aquella ocurrencia de Wilde según la cual con el matrimonio las mujeres encuentran la felicidad y los hombres la pierden) no culminará en el altar. Pero, por decir algo, fecundó un cuento; hacia 1949 dedica, El Aleph a Estela Canto, y le regala el manuscrito.

Supe de la continuación de esta historia por una narración de Roberto Alifano:

Algunos años después, una universidad norteamericana le hace a Estela Canto una tentadora oferta por el manuscrito, pero ella, aconsejada por su marido, la rechaza. "Cuando Borges muera esos papeles costarán diez veces más", habrían sido sus palabras. Ya en Buenos Aires, la señora Estela Canto le cuenta a Borges lo ocurrido, mientras toman el té en una confitería. La respuesta de Borges no se hace esperar: "Si yo fuera un caballero, en este mismo instante iría al toilette y se oiría un disparo".


Aviso: La reunión de nuestro Círculo del mes de agosto comprenderá, justamente, la lecuta de El Aleph de Borges y se llevará a cabo, como es costumbre, el primer lunes del mes, pero en esta ocasión sesionaremos en el domicilio de la sra. Diana Deándar.

a.a

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