viernes, 30 de enero de 2009

El beso



"Si dos se besan el mundo cambia" advertía Octavio Paz. Para el actual cabeza de chorlito alcalde de Guanajuato: si dos se besan, venga la multa.

La sanción no prosperó, cómo era de adivinar. Reculó. De ser sancionable besarse en la sede del Cervantino ahora se le presume como la capital del beso. Con todo, este barullo sólo puso en el foco al Alcade. Fue el hazmereir del mes.

Es increible la fuerza con la que el medioevo se instaló en algunas personas. Todavía asoman la testa los que pugnan por la intomisión del Estado en las vidas privadas.

Que si las minifaldas inducen la violación, que si un hombre más otro hombre no son familia, que si la mujer que aborta es criminal. Con estos cretinos tenemos para largo.

Celebro que la inciativa de sancionar el beso se desplome y aprovecho el momento para recordar aquí que tras el fragor de la batalla Napoleón escribía encendidas cartas de amor a Josefina en las que se encuentran renglones como estos:

"...recibe un millón de besos, pero tú no me des ninguno, porque me queman la sangre."

a.a

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