lunes, 28 de marzo de 2011

Una pasión civil: cultivar un enemigo



En El cementerio de Praga subyace una verdad amarga: el odio al enemigo como factor aglutinante de la tribu:

... el sentimiento de la identidad se funda en el odio, en el odio hacia los que no son idénticos. Hay que cultivar el odio como pasión civil... Hacia falta a quien odiar para sentirse justificados en la propia miseria. Siempre. El odio es la verdadera pasión primordial... No se ama a nadie toda la vida, de esta esperanza imposible nacen el adulterio, el matricidio, la traición al amigo... En cambio, se puede odiar a alguien toda la vida.

Y aquí corto los comentarios sobre este libro, en adelante daré guerra, como ya anuncié, con La sangre erguida, de Serna.

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