jueves, 6 de agosto de 2009

Las cartas de Dalton Trumbo



Ruidosas, divertidas, valientes, minusiosamente humanas; las cartas escritas por Dalton Trumbo en un periodo que va de 1942 a 1962.

Amoroso padre de tres hijos y esforzado esposo, había ganado prestigio como guionista, hacia 1945 era el mejor pagado en la industria holliwoodense. Como tantos, Trumbo fue un hombre razonablemente pacífico; no busco los problemas, estos dieron con él.

"Si quieres espantar a un país, persigue a su realeza, y Hollywood era nuestra realeza", sentencia el escritor norteamericano Víctor Navasky. Eran los días del telón de acero cuando el infame senador McCarthy ideó procesar a todos los sospechosos de filiación comunista; Los diez de Hollywood son las víctimas más notorios de la cazería de brujas, pero cayeron muchos más: entre ellos Trumbo.

Más que socialista, Trumbo fue un liberal. Pero el celo del estúpido no distingue matices, como otros del gremio, además de encarcelado, fue condenado a la clandestinidad; su nombre, al formar parte de la lista negra, en la que se incluía a todo sospechoso de promover el socialismo en suelo yanqui, no podía figurar en los créditos de los filmes. Los muchos guiones que escribió en aquella época los firmó con seudónimo; dándose el sorprendente caso de que uno de ellos, The brave one, firmado bajo Robert Rich, fue distinguido con el Oscar al mejor guión original en la ceremonia de 1957; como era de esperarse nadie de los ahí presente se levantó a recogerlo. Finalmente, ese premio le fue entregado en 1975. Fue hasta los sesenta que se le permitió aparecer en los créditos de las películas en las que intervino en esa década; destacan dos: Espartaco y Exodo.

Entre las peculiaridades de Trumblo se hallaba la manía epistolar. Escribía movido por la amistad o el disgusto. El tono divertido de muchas de ellas me hizo recordar a las que gustaba redactar el protagonista de Los cuadernos de Rigoberto (novela de Vargas Llosa). Por ejemplo, la que envía a la compañía de Teléfonos quejándose de sus tarifas va, más o menos, asi: "Queridos ladrones... advierto, por sus tarifas, que gozan metiendo la mano en el bolsillo ajeno". Y por esa vereda continúa.

Todas esas cartas reflejan sus filias y fobias, sus miedos y esperanzas; reflejan, en suma, al hombre que fue Trumblo. Supe de ellas a través del documental que lleva su apellido y que cuenta con las participaciones de Michael y KirK Douglas, Dustin Hoffman, Donald Sutherland, Paul Giamatti, entre otros. La dirección corre a cargo de Peter Askin y se deja ver.

a.a

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