viernes, 15 de junio de 2012

El poder del perro


El entusiasmo de Rodrigo Fresán me acercó a El poder del perro. No es  el único en elogiar esa novela de Don Winslow. Sobre ella, en el Sunday Telegraph, se dijo:
"Es imposible hacerle justicia a El poder del perro con unas pocas palabras… Es un libro inmenso, en tamaño y en ambición. Sigue, a lo largo de casi treinta años. La lucha del agente americano contra los barones mexicanos de la droga responsables de introducir la cocaína en los Estados Unidos. Es una historia llena de sangre y violencia, y deja al descubierto la incompetencia, la corrupción y la conveniencia políticas."

Como consecuencia de esa trama, los episodios de tortura y ejecución son habituales. Aquí va uno:


“Todos conocen la historia de Rafael Bárragos… Rafi había asistido a una barbacoa en el rancho, poco después que Güero (un Jefe del Narco) y Pilar (la ex de otro Jefe del Narco) se casaran, y estaba con algunos cuates cuando Güero salió de la casa con Pilar del brazo. Rafi lanzó una risita, y en voz baja hizo una broma acerca de que Güero se había casado con la puta de Barrera. Y uno de sus buenos amigos fue a ver a Güero y se lo contó, y aquella noche sacaron a Rafi de su cuarto de invitado, fundieron delante de él  la bandeja de plata que les había obsequiado como regalo de bodas, le metieron un embudo en la boca y vertieron la plata fundida…

Así fue como encontraron el cadáver de Rafi: colgado cabeza debajo de un poste telefónico en una carretera secundaria a treinta kilómetros del rancho, los ojos abiertos de par en par a causa del dolor, la boca llena de plata solidificada. Y nadie se atrevió a bajar el cadáver, ni la policía, ni incluso la familia, y durante años el viejo pastor de cabras que vivía al lado habló del extraño sonido que producían los picos de los cuervos cuando perforaron las mejillas de Rafi y golpearon la plata."

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