Basta de sentirnos especiales; no lo somos en absoluto, parece decirnos Javier Marías en Los enamoramientos. No se nos elige por particularmente extraordinarios sino porque era lo que había, y a otra cosa. Leamos:
No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aún así daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios; inverosímilmente logramos convencernos de nuestros azarosos enamoramientos, y son muchos lo que creen ver la mano del destino en lo que no es más que una rifa de pueblo cuando ya agoniza el verano.
2 comentarios:
Siempre es una delicia leer a Javier Marías. Este libro todavía no lo leo y ya me enamoré de él.
Una auténtica belleza
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