
Avanzado el año, quizá sea hora de relajarse un poco. Pienso en lecturas ingrávidas; pienso en Roald Dahl. Uno de sus cuentos será el pretexto para reunirnos en octubre, dentro de las actividades del Círculo Literario que animo, en lugar, día y hora acostumbrados.
Navegando en la red di con la rutina de trabajo de este ameno autor británico. Solía sentarse a escribir de 10 a 12, invariablemente. Ese hábito, si se mira bien, adolece del dramático exhorto que largaba don Alfonso Reyes a los aspirantes a escritor: ¡blindarse el trasero!
a.a
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