

"La guerra de Galio" de Héctor Aguilar Camín fue, desde su publicación, recibida como una novela en clave de un episodio álgido de la vida nacional: el golpe al Excelsior de Scherer ordenado por Echeverría.
Es por ello que las colisiones naturales entre prensa y poder sea uno de los asuntos abordados. Reproduzco a continuación un pasaje. Donde dice Octavio Sala, entiéndase Julio Scherer; donde "La República", Excelsior.
"(Sala) la historia nos juzgará como cómplices de un crimen. Porque el presidente Díaz Ordaz le heredó a usted y a la nación un crimen. Y usted sabe cuál es.
-Lo sé, Octavio -dijo el Presidente-. Se refier usted a la matanza de Tlatelolco. Pero usted fue amigo del presidente Díaz Ordaz.
-Conocido, Señor -dijo Sala-. Y desconocido desde los hechos de Tlatelolco.
-A causa de lo publicado en "La República"- preguntó, afirmando, el Presidente.
-Asi es, Señor -dijo Sala.
-El presidente Díaz Ordaz cometió el error de aislarse luego de Tlatelolco -dijo el Presidente-. Y acabó encerrado por su propia soledad.
-La soledad no puede ser la excusa de un Presidente de México -dijo Sala-. La soledad es el oficio de los presidentes de México.
-El oficio de los presidentes de México es decidir, Octavio -dijo el Presidente-. Son titulares del poder ejecutivo.
-Decidir solitariamente, Señor -afirmó Sala.
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