viernes, 27 de julio de 2012

¿Arte contemporáneo o fuego fatuo?


Nada representa tan puntualmente las críticas a la civilización del espectáculo, esgrimidas por Mario Vargas Llosa, como la banalización de las artes plásticas. Así lo refiere el Nobel peruano:

Desde que Marcel  Duchamp, quien, qué duda cabe, era un genio, revolucionó los patrones artísticos de Occidente estableciendo que un excusado era también una obra de arte si así lo decidía  el artista, ya todo fue posible en el ámbito de la pintura y escultura, hasta que un magnate pague doce millones de euros por un tiburón preservado en formol en un recipiente de vidrio y que el autor de esta broma, Damien Hirst, sea reverenciado no como el extraordinario vendedor de embaucos que es, sino como un gran artista de nuestro tiempo… Un tiempo en que el desplante y la bravata, el gesto provocador y despojado de sentido, bastan a veces, con la complicidad  de las mafias que controlan el mercado del arte y los críticos cómplices o papanatas, para coronar falsos prestigios, confiriendo el estatuto de artistas a ilusionistas que ocultan su indigencia y su vacío detrás del embeleco y la supuesta insolencia. Digo “supuesta” porque el excusado de Duchamp tenía al menos la virtud de la provocación. En nuestros días, en que los que se espera del artista no es el talento, ni la destreza, sino la pose y el escándalo, sus atrevimientos no son más que las máscaras de un nuevo conformismo…ya no es posible discernir con cierta objetividad qué es tener talento o carecer de él, qué es bello y qué es feo, qué obra representa algo nuevo y durable y cuál no es más que fuego fatuo… En un agudo ensayo sobre las escalofriantes derivas que ha llegado a tomar el arte contemporáneo en sus casos extremos, Carlos Granés Maya cita “una de las perfomances más abyecta que se recuerdan en Colombia”, la del artista Fernando Pertuz que en una galería de arte defecó ante el  público y, luego, “con total solemnidad”, procedió a ingerir sus heces.

miércoles, 25 de julio de 2012

Cioran: sobre la honradez


Vocacionalmente retraído, obsequió pocas entrevistas; en una de ellas, recogida en Conversaciones, E. M. Cioran sostiene argumentos tan inusitados como el siguiente:


Sobre esto de la honradez voy a decir algo. Cuando uno emprende un ensayo de cuarenta páginas sobre lo que sea, comienza por ciertas afirmaciones previas y queda prisionero de ellas. Cierta idea de la honradez le obliga a continuar respetándolas hasta el final, a no contradecirse. Sin embargo, según va avanzando el texto, le van ofreciendo otras tentaciones, que hay que rechazar porque apartan del camino trazado. Uno está encerrado en un círculo trazado por uno mismo. De este modo se hace honorable y cae en la falsedad y en la falta de veracidad. Si esto pasa en un ensayo de cuarenta páginas, ¡qué no ocurrirá en un sistema! Este es el drama de todo pensamiento estructurado, el no permitir la contradicción. Así se cae en lo falso, se miente para resguardar la coherencia. En cambio, si uno hace fragmentos, en el  curso de un mismo día puedo uno decir una cosa y la contraria ¿Por qué? Porque surge cada fragmento de una experiencia diferente y esas experiencias sí que son verdaderas: son lo más importante. Se dirá que esto es irresponsable, pero si lo es, lo será en el mismo sentido en que la vida es irresponsable. Un pensamiento fragmentario refleja todos los aspectos de nuestra experiencia: un pensamiento sistemático refleja sólo un aspecto, el aspecto controlado, luego empobrecido.

viernes, 20 de julio de 2012

Lo público y lo privado


¿Cuándo comenzó a erosionarse la frontera entre lo público y lo privado? Carlos Granés, en Letras Libres, sugiere un referente:

"A comienzos de la década de 1950, la Internacional Letrista, un grupo de vanguardia conformado por jóvenes rebeldes, errabundos y borrachines, se tomó al pie de la letra la sentencia dadaísta. Lo importante no era el arte, lo importante era la vida. Todos los esfuerzos imaginativos y creativos debían contribuir al arte de vivir, y esa nueva existencia debía ser, al mismo tiempo, un desafió a la sociedad convencional. El artista ya no creaba cuadros o esculturas, tampoco escribía. Su obra era él mismo; su manifiesto era su existencia; su declaración de principios era su estilo de vida. Este fue el germen de la contracultura, del hippismo y de los experimentos vitales de los sesenta. Un exsituacionista alemán, Dieter Kunzelmann, fue el promotor de Kommune I, la primera comuna que, mezclando el maoísmo y el nudismo, se convirtió en un laboratorio de nuevas formas de existencia. Su estilo de vida –al igual que el de los hippies, los yippies o los miembros de grupos de teatro radical– era su arma política. Sus rutinas, hábitos, divertimentos, vicios y aficiones se convirtieron, más que en una cuestión de preferencias personales, en una manera de épater la bourgeoisie y de promover cambios sociales. Pero para hacer efectiva esta estrategia necesitaban un elemento: cámaras de televisión.

Si lo personal era lo político –como dijo la Kommune I en 1967–, entonces lo personal tenía que hacerse visible. Las puertas de la intimidad tenían que abrirse, y aquel espacio, antes resguardado de los curiosos e impertinentes, debía hacerse patrimonio de todos como ejemplo revolucionario. En 1969 John Lennon y Yoko Ono realizaron sus famosos bed-ins for peace en Ámsterdam y Montreal. Se encerraron en una habitación de hotel, ataviados con sus pulcros camisones, a dejarse fotografiar y filmar por decenas de periodistas. Fue el primer reality, la primera ocasión en la que se montó un escenario donde las cámaras podrían registrar con absoluta impunidad la vida íntima de una pareja.

Los bed-ins de Lennon y Ono no tuvieron repercusión política. Lo que sí generaron fue un cambio mediático y una gran curiosidad por las vidas privadas, por aquello que quedaba oculto, protegido por el secreto, tras la puerta de la habitación del hotel. No debe extrañar que Andy Warhol, otra megaestrella de las artes, hubiera fundado ese mismo año Interview, su propia revista de chismografía de famosos. El estilo de vida contestatario, que empezó siendo un desafío para la sociedad, acabó ofreciendo la mayor diversión para un público acrítico y morboso. Desde entonces, la vida privada de famosos, incluyendo los políticos, se ha convertido en un espectáculo lucrativo y en un divertimento fcil para las grandes masas."

jueves, 19 de julio de 2012

Tres Izquierdas



En el seno de la Izquierda Mexicana palpitan pulsiones diversas. José Woldenberg destaca tres:

"Hay una izquierda fuerte y con raíces que sabe y trabaja para anudar su futuro con el de la democracia. Sabe que la sociedad mexicana no puede encuadrarse bajo un solo ideario, una sola política, un solo lenguaje. Asume que por necesidad y virtud tiene que vivir y convivir con otras corrientes políticas. Está dispuesta a que los humores públicos cambiantes le otorguen su respaldo o le vuelvan la espalda. Se moviliza por supuesto, pero trabaja para fortalecer las instituciones que hacen posible la convivencia y la competencia de la pluralidad, ve en la democracia una fórmula efectiva y loable de gobierno, y la asume como un fin en sí mismo. Se ha formado bajo los efectos del proceso democratizador y de sus logros en el mundo de la representación, al tiempo que ha realizado un ajuste de cuentas conceptual con varios de sus resortes del pasado.

Pero ese bloque -que me gustaría pensar mayoritario- no está solo en el escenario. Convive con una izquierda que de cuando en cuando, para hacer avanzar sus intereses, no se ha inhibido en erosionar la confianza en las instituciones que sostienen a la incipiente democracia. Se trata de quienes explotando todas las posibilidades de crecimiento que nuestra germinal democracia les otorga, con una frecuencia que entristece, contribuyen a lastimar el poco o mucho aprecio en las reglas, las instituciones y las rutinas que ponen en pie la coexistencia-competencia de la diversidad política. Tienen una relación ambigua con la democracia. Cuando en 2006 se inventaron algoritmos, supuestos votos perdidos y "fraudes hormigas", vulneraron la confianza arduamente construida a lo largo de los años. Hoy, cuando en el ejercicio de sus derechos, pero a sabiendas de que sus pretensiones no prosperarán, solicitan la invalidez de la elección presidencial, derraman combustible para mantener viva la protesta e incrementar el descrédito en las instituciones electorales. Por cierto, esa actitud no es exclusiva de una cierta izquierda. Desde otro flanco del espectro político, las televisoras, cuando vieron que sus intereses eran afectados por la reforma de 2007, desataron una intensa campaña contra las normas, las instituciones electorales y los funcionarios del IFE. Se trata de actitudes convenencieras que creen que sus intereses particulares están por encima del resto.

Hay además una izquierda para la cual, las elecciones, la reproducción de la pluralidad, la vida en los Congresos, vale poco o nada. Se expresa sobre todo a través de movimientos, organizaciones no gubernamentales y asociaciones varias. En ella, se producen y reproducen prejuicios antipolíticos que ven en los políticos un bloque indiferenciado y perverso, en los partidos a las fuentes del mal, y en los Congresos y gobiernos a encarnaciones siniestras. Sus formas de lucha son las marchas, los mítines, los bloqueos, los boicots y desprecian al insípido momento electoral. Asumen un lenguaje radical y fantasean con un cambio taumatúrgico sin día ni vía. Creen que encarnan una superioridad moral y política que les permite declarar ilegítima e intrascendente la voluntad de 50 millones de electores. Ayer, el EZLN desató "la otra campaña" y ahora una asamblea en la que participan desde los hombres y mujeres de Atenco hasta jóvenes del movimiento Yosoy132 proclama que impedirá la "imposición" de Enrique Peña Nieto."

Resumiendo, Marcelo Ebrad encaja en el primer bloque, AMLO en el segundo y Yo soy 132 en el tercero. Espero que la izquierda representada por Ebrad se vigorize e impere el buen sentido.

miércoles, 18 de julio de 2012

Reyes, anecdótico


El Anecdotario de  Alfonso Reyes resulta eficaz para abolir la fementida leyenda según la cual el regiomontano sólo perseguía líneas de ostensible cultura. Leamos:

Para dar una conferencia en el Colegio de San Nicolás, Universidad de Morelia, llegué con dos días de anticipación. Pasé mi primera noche y, a la mañana siguiente, se me ocurrió antes del desayuno salir a pasear a la linda plaza. En un puesto, un señor tomaba una bebida rojiza. "¿Qué es eso?", pregunté a la mujer del puesto. Con la caracteristica tendencia al eufemismo, en vez de decirme que era una purga de crémor me dijo que era un refresquito de la región. "Deme usted uno" -le dije-. Me extraño, es verdad, que le echara una cucharada de bicarbonato... A medio día ya me mataban los retortijones. Apenas podía yo hablar con las personas que me visitaban. No pude comer. Estaba como los purgados de Mussolini. La tarde fue mala. La noche peor, al punto que mi mujer llamó a un médico. Sólo pudieron llamar a un joven recién recibido y especializado en niños. Todavía inexperiente, obedeció las reglas aprendidas, las obedeció al pie de la letra. Y aunque yo le conté que había tomado una fuerte purga y que al otro día necesitaba encontrarme apto para mi conferencia de las once de la mañana, me sometió al interrogatorio ritual. "¿Le pasa a usted esto a menudo?"."No, señor, nunca me había sucedido purgarme sin saber que bebía una purga." "¿Qué edad tiene usted?", etcétera. Y al fin: "¿De qué murió su padre?" "De ametralladora, doctor. ¡Pero eso  nada tiene que ver con la purga!" Yo ya estaba irritado. Él creyó que lo de la ametralladora era una insolencia. Me dejó una recetita y se fue a toda prisa. Naturalmente, no apliqué su receta. Me mandé traer limones, y estuve chupando limones toda la noche. Logré contener la marea, y pude dar mi conferencia, Dios lo sabe con qué esfuerzo. (27.V. 1958) 


martes, 17 de julio de 2012

Estudiantes retardados


"Es frecuente entre nosotros el caso de estudiantones retardados... La mentalidad de estos sujetos se mantiene en un punto muerto, en un atasco, desde donde siguen contemplando la existencia  bajo una sola e inmóvil perspectiva... X (un ejemplo) no acaba de encajar en ninguna sociedad adulta y, siendo honrado en general e inteligente para muchos órdenes prácticos, es arbitrario, irrespetuoso sin objeto, contradictorio, tiránico cada vez que puede; llama a todos "pendejos" y anda siempre a caza de éxitos que en muchos terrenos le han sido negados..."

El párrafo anterior lo escribió don Alfonso Reyes, ¡atiza!, hacia 1953. Nihil novi sub sole.

viernes, 13 de julio de 2012

Faulkner, responde


Gil Gamés, en su columna de hoy en La Razón, recupera trozos una entrevista concedida por Faulkner.

Pregunta: ¿Existe alguna fórmula que se pueda seguir para ser un buen novelista?
Faulkner: 99% de talento, 99% de disciplina, 99% de trabajo. El novelista nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Lo que se hace nunca es tan bueno como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que lo que uno sabe que puede apuntar. No preocuparse por ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores. Tratar de ser mejor que uno mismo.

Pregunta: ¿Cuál sería el mejor ambiente para un escritor?
Faulkner:El arte no tiene nada que ver con el ambiente. El mejor empleo que me han ofrecido fue el de administrador de un burdel. En mi opinión, ése es el mejor ambiente en que un artista debe trabajar. Goza de una perfecta libertad económica, está libre del temor y del hambre, dispone de un techo sobre su cabeza y no tiene nada qué hacer salvo llevar unas pequeñas cuentas e irle a pagar una vez al mes a la policía. De modo, pues, que el único ambiente que el escritor necesita es toda la paz, toda la soledad y todo el placer que pueda obtener a un precio no demasiado elevado.
Nada puede destruir al buen escritor. Lo único que puede alterar al buen escritor es la muerte. Los que son buenos no se preocupan por tener éxito o por hacerse ricos. El éxito es femenino e igual que una mujer: si uno se humilla, le pasa por encima. De modo, pues, que la mejor manera de tratar al éxito es mostrándole el puño.
Si el escritor está interesado en la técnica, más vale que se dedique a la cirugía o a colocar ladrillos. Para escribir una obra no hay ningún recurso mecánico, ningún atajo. El escritor joven que siga una teoría es un tonto. Uno tiene que enseñarse a sí mismo por medio de sus propios errores.

Pregunta: ¿Qué porción de su obra se basa en la experiencia personal?
Faulkner: No sabría decirlo. Nunca he hecho la cuenta, porque la porción no tiene importancia. Un escritor necesita tres cosas: experiencia, observación e imaginación. Cuales-quiera dos de ellas y a veces una puede suplir la falta de las otras dos.

miércoles, 11 de julio de 2012

Savater critica a la Crítica


Con placer, avanzo en la lectura de Los invitados de la princesa, la flamante novela de Fernando Savater,  en la cual, como es costumbre en el donastiara, deja escurrir sus ideas sobre esto y lo otro;  en este caso la crítica literaria:


Por lo común, los críticos no valoran la obra que han leído, que es la que el autor ha querido escribir, sino la que ellos hubieran querido leer, a falta de saber escribirla. La crítica es una especie de policía literaria, pretende detener y hasta ejecutar los gustos distintos a los de quien la perpetra. Son guardavías siempre dispuestos a los cambios de agujas y a mandar a los trenes literarios por otro camino del que pretenden seguir o incluso confinar a alguno especialmente detestado en la vía muerta (…) desaconsejar una obra es una tarea estéril. Para no leer un libro, cualquier libro, basta y sobra una sola razón: la existencia de todos los demás. Lo difícil y arriesgado es ofrecer motivos convincentes para leerlo. Sobre todo hoy en día, cuando gracias a los blogs, twitter, etcétera, cada vez hay más gente con la impaciencia de escribir y menos con la paciencia de leer.