jueves, 24 de septiembre de 2009

El olvido que seremos



Una de las muchas vidas que a finales de los ochenta cobró la espiral de violencia cernida sobre Medellín, Colombia, fue la del padre del escritor Héctor Abad Faciolince. Entre los efectos personales del muerto hallaron, en uno de sus bolsillos, un poema atribuido a Jorge Luis Borges. El pasado en limpio de aquel infausto episodio cobró forma de libro; Faciolince, por cierto, se inspiró, al titularlo, en el primero de los versos del poema citado.

En Letras Libres de julio el novelista colombiano relata la serie de viajes y contactos que trabó, a partir de la publicación de sus memorias, para finalmente concluir que aquel poema era de la autoría del argentino y no mera atribución. Por otra parte, en el número del mes siguiente de esa misma revista, el escritor Harold Alvarado Tenorio, no sin antes incordiar a Faciolince, se erige como autor del poema.

De manera que, más allá de esta trama laberíntica que a Borges haría sonreír, ya sea que se trate de un inédito suyo o el sorprendente trabajo de un esforzado admirador, estos versos, me parecen, son de Borges en la medida que los imanta su númen.

La idea de la inmortalidad ciertamente aburría a Borges. Vanas le parecían las tareas del hombre y vanos sus empeños en perdurar. Somos, sospechaba, verde pasto del olvido. A continuación, reproduzco el poema:


Aquí. Hoy

Ya somos el olvido que seremos,
el polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y del término, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperaza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Entre los muros



Creo que mi fascinación por el Festival de Cannes se acrecentó en el umbral de los 90 cuando, consecutivamente, premiaron con la Palma de Oro a Wild at Heart de David Lynch, y a Barton Fink de los hermanos Coen. Dos cintas desdeñadas por los Oscares y que para mi son catedrales del tipo de cine que me agrada.

También hay que decir que el año en que resuelven emitir una Palma especial para distinguir a un “maestro de maestro” la designación recae en uno de los ARTISTAS (en mayúsculas) que más respeto y admiro: Ingmar Bergman.

Así las cosas, no es casualidad que el cine club que pretendo animar arranque con la ganadora de la Palma de Oro en 2008: Entre les murs, película francesa dirigida Laurent Cantent, basada en el libro de Francois Bégaudeau quien también encabeza el reparto.

Realizada a la manera de los documentales, toda la historia transcurre, como adelanta el título, entre los muros de una escuela francesa de educación media. El director nos ahorra el recuento de naderías de las personales vidas del alumnado y el profesorado. Apenas si vislumbramos algo: la madre del chico japonés, el mejor de la clase, es repatriada; otra madre; la del muchacho más conflictivo, de origen africano, no domina el francés y debe confiar en la honradez, delgada como navaja de afeitar, de su hijo al traducirle los argumentos del Director, en la secuencia climática del proceso de expulsión.

La trama, como ya dije, se enfoca en los eventos que transcurren en el salón de clases: el poco interés de los alumnos en educarse; la creciente irritabilidad de un profesor que se da contra la pared del multiculturalismo.

Podría demorarme en decir más: la ausencia de música; la elección de actores no profesionales, el desinterés por pontificar, pero, parafraseando a Magritte, esto no es una crítica de cine; es tan sólo una atenta invitación a que me acompañen en el placer que entraña ver una buena película y platicar sobre ella.

a.a

viernes, 11 de septiembre de 2009

Cine Club



Este mes se hace a la mar otro navío: un cineclub. A diferencia de otros que ya operan en la localidad, el que conduciré, inicialmente con sesiones de una vez al mes, pretende dotar de actualidad a la exhibición y debate fílmico; por un lado, y darse al rescate de piezas olvidadas de reconocido valor, por el otro.

Arrancamos el martes 15 de septiembre en la sala de proyecciones de la Biblioteca del Multidisciplinario de la UAT al filo de las 19:00hrs con Entre les murs (subtitulada como "La clase"), ganadora de la Palma de Oro en la edición pasada del festival de Cannes, a propósito de la cual Fernanda Solorzano escribió:

En La clase no hay negros sino árabaes, asiáticos y uno que otro parisino. Al frente de todos ellos, el maestro de lengua francesa... hace lo imposible por enseñar a su grupo las sutilezas del idioma. Todos saben -incluido él- que en el mundo que los espera pocas cosas son tan inútiles como el nombre de una congugación verbal. Basta con que aprendan a darse a entender en francés. Al fondo de los insultos, sarcasmos y jaloneos, yace una verdad brutal: su paso por esa escuela es mera formalidad.

martes, 8 de septiembre de 2009

De 10 a 12




Avanzado el año, quizá sea hora de relajarse un poco. Pienso en lecturas ingrávidas; pienso en Roald Dahl. Uno de sus cuentos será el pretexto para reunirnos en octubre, dentro de las actividades del Círculo Literario que animo, en lugar, día y hora acostumbrados.

Navegando en la red di con la rutina de trabajo de este ameno autor británico. Solía sentarse a escribir de 10 a 12, invariablemente. Ese hábito, si se mira bien, adolece del dramático exhorto que largaba don Alfonso Reyes a los aspirantes a escritor: ¡blindarse el trasero!

a.a

sábado, 5 de septiembre de 2009

Lecciones del maestro



En 1763, cuando Boswell conoce a Johnson, sumaban 23 el primero y 54 el segundo. Johnson fue un maestro para el joven Boswell y para generaciones que no se agotan en nosotros. Aquì algunas lecciones:

Sobre los textos de un escritor plagiario.
BOSWELL: ¿No hay en ellos imaginaciòn señor?
JOHNSON: “Sì hay en ellos lo que fue imaginaciòn, pero que es tanta imaginaciòn suya como lo que hay de sonido en el eco.”

Molestias minùsculas.
“Piense en lo insignificante que parecerà esto dentro de un año” Si esta consideraciòn se aplicara a la mayor parte de los minùsculos incidentes molestos de la vida, por los que nuestra tranquilidad es estropeada a menudo, impedirìamos muchas sensaciones penosas.

Estòmago.
“Algunas personas tienen una necia manìa de no preocuparse, o de querer no preocuparse, de lo que comen. Por mi parte, me ocupo de mi estòmago muy atentamente y muy cuidadosamente, pues creo que el que no se ocupa de su estòmago, no se ocupa de ningùn otra cosa”.


Palabras grandes/Cosas pequeñas.
“Se me ocurriò decir que serìa terrible si èl no encontrase un modo de volver ràpidamente a Londres... JOHNSON: “No se acostumbre a usar palabras grandes para cosas pequeñas.” No serìa terrible, aunque me viera detenido algùn tiempo aquì, La pràctica de usar palabras de magnitud desproporcionada es, sin duda, demasiado frecuente en todas partes...