martes, 30 de junio de 2009

JEP, 70



Tu cuello es como la Torre de David ornada con trofeos de guerra. De ella penden mil escudos arrebatados a los valientes. Tus senos son gacelas que pastan entre las azucenas.

Por doquier se le celebra (menos en Estación Palabra), que sean sus 70 años el pretexto es lo de menos. A quienes como yo compraban Proceso para precipitarse en su Inventario, no es necesario explicar el significado de las iniciales JEP.

Ha trabajado con fortuna la narrativa, la poesía y el ensayo. No menos notable ha sido su tarea como traductor y periodista cultural.

Cuando el año pasado, en el Círculo de Lectura, programé sus Batallas en el desierto, ese clásico instantáneo, los asistentes quedaron encantados con el poder evocador de su prosa.

Para placer nuestro continúa en activo. La Jornada adelantó pasajes de su reciente libro, una aproximación al Cantar de los Cantares, de donde he tomado las líneas que preceden a estos párrafos.

Hoy es su cumpleaños. ¡Felices 70, José Emilio!


a.a

lunes, 29 de junio de 2009

La plagiadora



Personita sabe que leo Reforma; sabe, también, que Guadalupe Loaeza es una colaboradora habitual de ese diario. Armado con esos dos conocimientos se presentó en mi búnker para insinuarme que debería manifestar mi repudio al comentario publicado por Líder, bajo la firma de El Ejecutor , en donde se menciona a la citada como plagiadora.

Personita entornó sus ojos, par de espejos azabache duros cual dos escarabajos de cristal negro, quedándose con un palmo de narices: no solamente no levantaría ninguna queja, le dije, sino que estoy en total acuerdo con El Ejecutor; Guadalupe Loaeza es una adicta inescrupulosa al copy-paste , como lo demostró Guillermo Sheridan.

Cursi militante de la gauche caviar, su pecado no es que escriba sobre las señoras de Polanco o que ella misma lo sea (Sólo un necio le reprocharía a Proust detenerse en el estudio de la clase social a la que perteneció); no, la falta estriba en que lo hace mal. Terenci Moix satirizó a parte de la burgesía de su época en novelas insólitamente divertidas como Garras de Astracán y nadie le juzgó por ocuparse de las frivolidades de los ricos. Pero, si en el catalán sobra talento, en la mexicana escasea.

De Guadalupe Loaeza podemos decir lo que Samuel Johnson dijo del libro de uno de sus contemporáneos: "tiene escritos buenos y originales. Pero lo que tienen de bueno no es original y lo que tienen de original no es bueno."

a.a

No anularé mi voto

Entiendo los motivos de los que se han fastidiado de los partidos y los políticos. Jaime Sánchez Susarrey, en su editorial para Reforma del pasado sábado, enumera las razones del descontento:

Voy a anular mi voto porque me parece inaceptable que el IFE les otorgue este año 3 mil 600 millones de pesos a los partidos políticos. Para los políticos profesionales la crisis no existe y el ajuste del cinturón es una práctica buena para los ciudadanos y las empresas, pero inaplicable a ellos porque trabajan por... la patria. ¿Ok?
Voy anular mi voto porque me parece escandaloso que el Partido Verde (propiedad de la familia González Torres), el Partido del Trabajo (encabezado por un maoísta trácala), Convergencia (negocio de Dante Delgado), Nueva Alianza (feudo de la maestra Gordillo) y el Partido Socialdemócrata reciban este año mil 300 millones de pesos.
Voy a anular mi voto porque estoy harto de escuchar los spots-basura de todos y cada uno de los partidos políticos. La vacuidad y pobreza de esos mensajes contrasta con la pretenciosa definición de los partidos como "organizaciones de interés público". La simulación y la mentira no pueden ser el santo y la seña de nuestra Constitución.
Voy a anular mi voto porque me parece de un cinismo descomunal que quienes ofrecieron "desespotizar" las campañas políticas nos estén bombardeando con 23 millones 400 mil spots. Si la participación el 5 de julio ronda los 30 millones y de esos 4 y medio millones anulan su voto, los electores que sufraguen por los partidos sumarán poco más de 25 millones, esto es, tendríamos, casi, una correlación de un elector por un spot.
Voy a anular mi voto porque el artículo 41 de la Constitución viola el derecho a la información de todos los ciudadanos al impedir el debate y la confrontación de ideas entre partidos y candidatos. La legislación es tan efectiva y sofisticada que el único debate que se estaba gestando entre el PRI y el PAN lo echó abajo el IFE enarbolando el principio de equidad.
Voy a anular mi voto porque el artículo 41 viola el derecho a la libertad de expresión de todos los ciudadanos. Mientras los partidos nos tapizan de basura con spots llenos de promesas vacuas o absurdas -como bajar el precio de la gasolina-, quienes están a favor de la anulación del voto tienen prohibido contratar espacios en radio y televisión para explicar y promover su movimiento. Si esto no es un atentado contra el derecho a la libertad de expresión, entonces qué es.
Voy a anular mi voto porque el IFE se ha convertido en el gran censor de la vida pública y no sólo durante las campañas políticas. Lo mismo censura a López Obrador por autonombrarse "presidente legítimo" que saca del aire un spot del PAN por definir como violentos a los partidos políticos, leales al rayito de esperanza, que tomaron la tribuna del Congreso.
Voy a anular mi voto porque si las cosas continúan como van y los partidos siguen haciendo lo que les venga en gana, pasarán a censurar internet. Ya ha ocurrido con varios spots y el espíritu de la ley lo alienta. El pulpo de la censura debe ser detenido.
Voy a anular mi voto porque el PRI, el PAN y el PRD cometieron un verdadero atraco contra el Instituto Federal Electoral. La decapitación de los consejeros, sin causa que lo justificara, fue un ajuste de cuentas. No les importó vulnerar la autonomía del IFE ni restarle credibilidad. La contrarreforma de 2007 constituye un paso atrás y atenta contra las instituciones y los principios democráticos.
Voy a anular mi voto porque el nombramiento de los nuevos consejeros fue un atraco aún mayor. Todos llevan el sello de un partido, son personajes de medio pelo, y entraron en funciones con una advertencia muy clara: deben abstenerse de lastimar a los partidos, porque de hacerlo correrán la misma suerte que el anterior Consejo Electoral. La espada de Damocles pende sobre la cabeza de cada uno y en especial del consejero presidente, que puede reelegirse. ¿Qué se puede esperar de un árbitro que los partidos pueden emplear y despedir a voluntad?
Voy a anular mi voto porque ni el PAN ni el PRI ni el PRD, para no mencionar al presidente de la República, han hecho un mea culpa. Se niegan a reconocer, primero, que la contrarreforma de 2007 es ya un completo y absoluto fracaso. Segundo, no se hacen cargo de las violaciones flagrantes a la libertad de expresión y de información.
Voy a anular mi voto porque todos los partidos, pero en particular los tres grandes, nos están dando atole con el dedo. Agustín Carstens reconoció hace unas semanas que las finanzas públicas tienen un boquete de 400 mil millones de pesos. Consecuentemente, la primera medida de la nueva legislatura será operar una nueva "reforma fiscal". ¿Cómo? Como siempre: cargándole la mano a los causantes cautivos. Los tres grandes están de acuerdo en lo esencial: viven de nuestros impuestos y no están dispuestos a reducir su tren de vida. Los paganos seremos, como siempre, los ciudadanos.
Voy a anular mi voto porque los partidos han hecho del consenso la piedra de toque de la democracia. El debate y la confrontación de ideas y programas están ausentes. Por eso vimos al presidente de la República festejar una reforma energética, con sello perredista, que no aborda ni resuelve los problemas. En la noche del consenso todos los partidos son pardos. Al final del día, los diputados del PRI o del PAN terminan confundidos con los del PRD.
Voy a anular mi voto porque el fracaso de la contrarreforma del 2007 obligará a una nueva reforma electoral. La agenda de la misma no debe quedar en manos de una clase política mediocre, timorata, irresponsable y baquetona. La anulación del voto puede y debe ser el primer paso de un movimiento ciudadano que presione y obligue a la partidocracia a rectificar. Si el cambio no viene de abajo, no vendrá de ninguna parte.


Al día siguiente, en ese mismo diario, Enrique Krauze opinaba:

Todas las iniciativas cívicas son respetables pero algunas son más respetables que otras. La idea del voto en blanco pertenece a esa segunda categoría. Aunque comprensible por el pobre desempeño de muchos actores individuales y colectivos de nuestra "clase política", el acto, en el fondo, participa de la misma mentalidad dependiente que imperaba en el pasado: antes se esperaba que el Presidente de la República lo hiciera todo; ahora se espera lo mismo de los legisladores, los partidos, los gobernadores y los políticos en general. Nosotros los ciudadanos somos meras víctimas, sólo estamos -en el mejor de los casos- para protestar, y la mejor protesta es una huelga de votos caídos, un gandhismo instantáneo, happening mediático, un acto que dura un minuto y, mágicamente, transforma al país. No es así. La propuesta es desaconsejable, por varias razones:

1) Distorsiona, confunde, devalúa el sentido del voto, ante una mayoría de ciudadanos que lleva poco tiempo de ejercerlo. En la cuenta larga de la historia, han pasado apenas unos minutos desde el nacimiento de nuestra democracia, aunque en realidad hayan pasado poco más de diez años. "México transitó -dice Vargas Llosa- de la dictadura perfecta a la democracia imperfecta". La frase reconoce un progreso que nosotros no valoramos. Todas las democracias son tensas, conflictivas e insatisfactorias. El votante debe aprender a mejorar la democracia, pero la manera de hacerlo es ejerciendo el voto cada vez con mayor inteligencia e información, no denegándolo.
2) Da a entender que no hay opciones políticas. Más allá de los magros resultados de los partidos, sólo el EPR y los abogados de la anulación del voto parecen creer que en México todas las propuestas políticas y todos sus representantes son iguales e igualmente deficientes.
3) Generaliza la naturaleza de la elección. "Para los anulistas -escribe el politólogo Inocencio Reyes Ruiz- no hay la mínima consideración a la diversidad de regiones, estados, municipios y comunidades. Para ellos la elección del próximo 5 de julio es singular, única e indivisible. Es cierto que la renovación de la cámara de diputados es de indudable trascendencia para la vida pública del país, pero no es la única; y para millones de votantes no es la más importante. El 5 de julio hay varias elecciones y muchas votaciones: seis gobernadores, 11 congresos locales, centenas de alcaldes, millares de regidores. Hay municipios gobernados tan atrozmente que la anulación del voto sería la ratificación del poder caciquil. Lo mismo se puede decir de los gobernadores: hay estados donde los ciudadanos, hartos de la arbitrariedad y la corrupción, quieren votar para derrocar al partido postulante. Hay comunidades enteras, en fin, en que votar es asegurar la continuidad de buenos gobiernos".
4) Alienta la antipolítica. Para un curso rápido sobre los estragos de la antipolítica es bueno acercarse al caso venezolano. En los años noventa, el repudio radical e indiscriminado de los partidos por parte de un sector influyente de la sociedad venezolana (en particular de los intelectuales y las figuras mediáticas) provocó la emergencia natural del caudillo que llegó al poder para limpiar esa "miasma", "para salvar al país" y... para quedarse con él a perpetuidad. En las elecciones parlamentarias de Venezuela en 2005, la oposición optó por no competir, lo cual dio un cheque en blanco al régimen chavista. Si un caudillo llega al poder en México, llegará para quedarse. Los votos en blanco o en negro le tendrán sin cuidado.
5) Desalienta la participación ciudadana. Una consecuencia natural de la antipolítica -por esencia negativa, reactiva, pasiva- es la desmovilización. Y esto es lo más grave porque el país sufre un déficit inmenso de participación cívica. Esta participación no puede residir sólo en el acto de votar por un partido o anular, en su caso, un voto. Necesitamos vigilar permanentemente a los partidos y a los representantes populares, como ocurre en cualquier democracia madura. Y necesitamos mucho más: la verdadera participación cívica no es instantánea: es prolongada, constante, fragmentaria, silenciosa, difícil y anónima. Se ejerce de abajo a arriba: en la manzana, la delegación, el municipio, el estado, el país.
Octavio Paz dijo que México se ha visto siempre bajo la imagen histórico-mítica de una pirámide. Desde hace apenas dos décadas trabajamos para desmontar pacíficamente, piedra por piedra, esa pirámide, para construir una plaza pública libre y abierta. El proceso no llevará siglos pero sí años, quizá largos años. Su instrumento específico es el voto, esa sencilla pero imprescindible expresión de la conciencia individual en una democracia. No es aconsejable pervertirlo.


¿Por quién votar? Ya lo expresé en otra ocasión, dependerá de dónde nos encontremos y a qué somos llamados a votar. Los neolaredenses, en ese sentido, la tenemos fácil, pues en la localidad no se votará por renovar la alcaldía o la gubernatura. Votaremos para elegir a un diputado federal. Por ello, la única que pregunta que tenemos que responder al momento de votar es la siguiente: ¿Deseo, con mi voto, respadar o castigar al presidente Calderón?

a.a

jueves, 25 de junio de 2009

Farewell, Farrah



Porque esta lavadora no distingue tejidos, un cáncer de colon terminó con los días de Farrah Fawcett, uno de los rostros emblemáticos de una serie televisa que avivó mi infancia, Los ángeles de Charlie. Viendo a Farrah, a temprana hora, comprendí que la belleza prescinde de argumentos, simplemente se despliega ante nosotros, es un regalo.

a.a

martes, 23 de junio de 2009

Woody se pregunta




En mi último viaje a Monterrey, visito Ghandi. Observo el llanto de mi American Express y ordeno un café. Abro la revista Lee +, doy con un artículo de Peter Gwillin sobre Woody Allen donde Woody se pregunta quién es su público. Leo más:

¿Quién es mi público? Nunca fueron colegialas, no son ni votantes republicanos ni la mayoría de los estadounidenses. Tampoco son intelectuales; podría señalar un montón de ellos que nunca han apoyado mi trabajo.Nunca he ganado una fortuna, siempre he exigido tener un control artístico total de mis películas, y siempre lo he tenido.

De vuelta a Nuevo Laredo entrego a Personita el ejemplar de Temporada de caza para el león negro que con tanto recelo solicitó. Lo pillo fijando una calcomanía en apoyo a Cristabell. Sin abandonar la tarea, me reclama la parquedad con que abordé el mencionado libro en este blog. ¿Por qué no dijiste más?, interroga. "Porque no tenía nada más que agregar", pienso sin decir, no vaya a ser que lo distraiga en tan peligrosa tarea.

Continúa Woody:

Hubo un tipo interesado en financiar una película mía que me escribió diciendo que respetaba todas mis libertades a la hora de trabajar y que estaría dispuesto a darme una cantidad de dinero equis -que se quedaba un tanto corta-, y que lo único que exigía era una sinopis de cinco páginas. Le escribimos un correo electrónico respondiéndole que yo no escribía sinopsis de cinco páginas ni para mí. Ni siquiera de una sola página. Nunca he pasado a quienquiera que haya financiado una película mía más de tres o cuatro líneas afin de aplacar sus temores más elementales: que es en color, que es actual...


Cela suffit.

a.a

lunes, 22 de junio de 2009

Borges, elector



Una arista de los clásicos es su vigencia, sus opiniones nacen en una época determinada pero su validez se prolonga a través de los años. La víspera de las elecciones argentinas de 1983, Roberto Alifano, en aquel entonces su amigo y asistente, platicó con Borges:

A: ¿Por quién va a votar en las próximas elecciones, Borges?
B: Más bien yo diría contra quién voy a votar... Si pudiera, votaría en contra de todos los políticos.
A: Ya veo que no tiene buena opinión de los políticos.
B: No. En primer lugar no son hombres éticos: son hombres que han contraído el hábito de mentir, el hábito de sobornar, el hábito de reir todo el tiempo, el hábito de quedar bien con todo el mundo, el hábito de la popularidad. Yo no sé hasta que punto la profesión de político es honrada... yo no puedo admirar a ningún político... un político debe fingir todo el tiempo, debe sonreír, simular cortesía, debe someterse melancólicamente a los cócteles, a los actos oficiales, a las fechas patrias.
A: ¿No cree que puede haber políticos sinceros?
B: Yo no los conozco. No puedo admirar a personajes que se la pasan retratándose todo el tiempo y simulando cortesía. Los políticos son la forma más detestable de la hipocrecía.

a.a

jueves, 18 de junio de 2009

¿Quién diablos es Juanito?




El mesías López Obrador ha orquestado un nuevo galimatías político. Así resume Sergio Sarmiento, en su editorial de hoy, el batiburillo:

"Lo mejor que tiene el PRD son sus bases y por eso no los he mandado al carajo".

Andrés Manuel López Obrador


Clara se la ponen a los perredistas de Iztapalapa. Su candidato presidencial del 2006, Andrés Manuel López Obrador, los invita a votar para jefe delegacional, pero no por el PRD sino por el candidato del Partido del Trabajo, Rafael Acosta, quien para más confusión es conocido como "Juanito". Sin embargo, no deben votar por él para que gobierne sino para que renuncie después de ganar y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, le pida a la próxima Asamblea Legislativa que designe como jefa delegacional a Clara Brugada, quien ha sido descalificada como candidata por el Tribunal Electoral.

La otra opción para los perredistas de Iztapalapa es votar por Silvia Oliva, designada candidata del PRD por el Tribunal Electoral ante la resistencia del PRD capitalino. Pero como las boletas ya están impresas, en ellas aparecerá Clara como candidata del PRD.

A ver si todo está Clara, digo claro. Un voto por Juanito del PT, que en realidad es Rafael, es un voto por Clara, mientras que un voto por Clara será un voto por Silvia.

Clara no sólo tiene el respaldo de López Obrador -que hace campaña por el PRD en el DF, excepto en Iztapalapa, pero por Convergencia y el PT en el resto del país- sino de René Bejarano, quien ya no es miembro del PRD pero controla la maquinaria electoral del partido en el DF. La respalda también Alejandra Barrales, quien ya no es presidenta del PRD capitalino pero lo sigue controlando. Silvia, a su vez, es esposa de René Arce, ex jefe delegacional y hoy senador, y cuñada de Víctor Hugo Círigo, también ex jefe delegacional. La apoya igualmente Jesús Ortega, presidente nacional del PRD.

En el mitin del 16 de junio López Obrador rechazó los procedimientos antidemocráticos de la "mafia" que conspira en su contra y decidió obtener un respaldo democrático para su plan de apoyo a Clara. Pidió a los participantes un voto a mano alzada y todos aprobaron, sin un solo voto en contra o abstención. Lástima que los simpatizantes de Silvia se perdieron el mitin de Clara.

¿Qué ocurriría si Juanito, perdón Rafael, ganara la elección y quisiera quedarse como jefe delegacional? Andrés Manuel ya ordenó que esto no suceda. Antes de tomar su protesta, le dijo al candidato: "Si ganas, no te la vayas a creer. No es por ti. La propuesta es por Clara Brugada. ¿Te comprometes a renunciar?". El acongojado Juanito contestó: "Sí protesto".

Que una mafia controla todo el sistema electoral lo confirmó la propia Clara, quien reveló que César Nava, ex secretario particular del presidente Felipe Calderón y actualmente candidato a diputado federal por el PAN, convenció u obligó a los magistrados del Tribunal Electoral a votar en contra de ella. ¿Cómo hizo para lograr la unanimidad? Obvio. Es de la mafia.

Interesante que desde una tribuna López Obrador pueda dar instrucciones al jefe de Gobierno del DF para que, una vez que Juanito gane y renuncie, le proponga a la Asamblea que nombre a Clara como jefa delegacional. ¿Seguirá siendo Ebrard empleado de López Obrador? Más interesante es que Andrés Manuel pueda dar órdenes a los miembros de una Asamblea que ni siquiera ha sido electa para que designe a Clara como jefa delegacional.

Iztapalapa no es cualquier cosa. Su población de más de 1.8 millones de habitantes es la mayor de cualquier delegación capitalina y se compara con la de varios estados. Es muy difícil ganar elecciones en el DF sin Iztapalapa. La gran pregunta es si los votantes podrán seguir la Clara instrucción de Andrés Manuel.


Para abundar en lo expuesto por Sarmiento conviene observar estos videos (video 1 y video 2) en donde a las claras se advierte la perturbación mental que aqueja al mesías.

Todo esto a dado tela de donde cortar a Guillermo Sheridan que, como se sabe, trae al peje de la cola. En su Blog parodia el nuevo circo levantado por el bastonero de Macuspana.

De la caterva de impresentables que aparecen en esos videos es notorio que el bobo mayor es el señalado como Juanito. Y, ¿quién diablos es Juanito? Cuando Guadalupe Loaeza escriba la verdadera crónica de los empeños de su "presidente legítimo", a la medida y deseo del pontífice tabasqueño, por su inmolación, Juanito, será algo así como un nuevo niño héroe. Mientras esto ocurre, Reforma indagó sobre el aludido y encontró esto:

Rafael Acosta, candidato a delegado de Iztapalapa por el PT, mejor conocido como Juanito, fue torero... en el Centro Histórico.
Además de militar y haber trabajado en el PRD como operador político de Nueva Izquierda, se ganaba la vida como ambulante en el primer cuadro de la Ciudad, dentro del grupo de la lideresa Alejandra Barrios.
Entre sus anécdotas destaca que cuando llegó a trabajar con Silvia Oliva, su adversaria en Iztapalapa, se presentó como torero. La perredista lo cuestionó dónde había partido plaza, a lo que Juanito contestó: "no, soy torero en el Centro Histórico".
Tiene más de 50 años y asegura que su salida del PRD fue histórica.
"Fue histórico, estuvieron muchos medios ahí", dice.
Añade que la banda que porta en la frente representa "la lucha de Juanito contra el espurio Calderón, la lucha del pueblo contra los millonarios, el apoyo a López Obrador".
Es un hombre que vive solo y que asegura que hace seis años fue víctima de un atentado en el que murió su hijo Luis Acosta, de 23 años. Le quedó una bala en el corazón que en nada le resta salud para ser candidato del PT, pues dice que le fue peor cuando participó en una protesta contra Felipe Calderón.
"Cuando me metí a Palacio (Nacional), me golpearon, me tuvieron que operar del riñón y aparte yo ya llevo dos infartos, pero me siento bien gracias a Dios", afirma.
Juanito está que no se la cree.
En tres años pasó de ser el "Juanito Terremoto" de la Delegación Iztapalapa al "Juanito candidato de Andrés Manuel López Obrador".
Aunque inició su carrera como "operador político territorial" nadamás y nada menos que de Silvia Oliva, la candidata perredista a esa delegación, Rafael Acosta, "Juanito", se ha convertido en su oponente y en la pieza clave para el bloque de corrientes Izquierda Unida, que busca derrotar a sus compañeros de partido de Nueva Izquierda.
De 2003 a 2006, Acosta, mejor conocido como Juanito, candidato del Partido del Trabajo a la Delegación Iztapalapa, trabajó en el módulo de atención ciudadana de la entonces diputada local Silvia Oliva.
Su jefe directo fue Arturo Salazar, hoy funcionario de la Delegación Iztapalapa y entonces coordinador del módulo.
Salazar recuerda que el mote de Juanito le vino a Rafael cuando entrenaba a un equipo de futbol en esa Delegación, en el cual varios de sus jugadores por casualidad se llamaban Juan.
Desde entonces decidió autonombrarse así: "Juanito". Lo hizo público afuera de su casa, en la esquina de César Elpidio y Luis García, Colonia Santa María Aztahuacán Sur, cuyo inmueble se define como propiedad de Juanito, lo mismo hizo con su camioneta y no podía faltar el apodo en su propaganda como candidato a Delegado por el PT.
Juanito se convirtió la noche del martes en el elegido de Andrés Manuel López Obrador para canalizar los votos del PRD hacia el PT, en una estrategia electoral sin precedentes a fin de que Clara Brugada sea la próxima Delegada, después de que Juanito renuncie a ese encargo.
En el plantón postelectoral de Reforma en 2006, Juanito se alejó del equipo de Oliva y del entonces diputado local electo Daniel Salazar, para unirse a las filas de los duros del PRD. Se hizo amigo de Gerardo Fernández Noroña.
Desde entonces, fue común que Juanito apareciera en todos los eventos de ex vocero perredista, igual tirado en el piso que colgado de las rejas del Palacio Nacional. Esos fueron los esfuerzos del antes perredista, hoy connotado petista.
Nadie niega que Juanito es una buena persona, que es luchón y dedicado a lo suyo, que en su colonia lo quieren y reconocen no sólo por los 30 años que lleva de vivir ahí, sino por los eventos que organiza por el Día de las Madres, por el Día del Niño, aunque todos coinciden en que será difícil que pueda ganar la elección.
Pero ayer Acosta aseguró que con el apoyo de López Obrador y Clara Brugada va a ganar la elección por más de 300 mil votos.
En entrevista, reiteró su disposición a renunciar cuando sea candidato electo, para que Brugada pueda ser propuesta como sustituta, como propuso la víspera el tabasqueño y avaló ayer el Jef de Gobierno.
"A lo mejor a la gente que me apoya no les gusta que renuncie, pero yo voy a platicar con ellos", dijo.

Para abundar sobre el tipo de marras, Milenio lo entrevista.

Juanito, continúa Reforma, habla de él en tercera persona:

Rafael Acosta habla en tercera persona de sí mismo y lo hace por su sobrenombre. "Juanito" se sacrifica por el movimiento. "Juanito" ha dado su palabra. "Juanito" no renunciará, pedirá licencia. A "Juanito" le duele ser el sacrificado.
Acosta, candidato del Partido del Trabajo a la delegación Iztapalapa, saltó a los medios el martes cuando Andrés Manuel López Obrador anunció que, para sortear la revocación de la candidatura de Clara Brugada por el Trife, los votos que irían a la perredista se canalicen a "Juanito", quien al ganar renunciará en favor de ésta.
"Bueno, sí duele, pero vale la pena sacrificarse", dice. "(...) si es por nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, por qué no hacerse a un lado


Resumiendo, Juanito no sacrificará su eventual triunfo porque es un perfecto tarugo. No, lo hará por su inmarcesible amor por México.

a.a

miércoles, 17 de junio de 2009

Rossi y yo

En las doce sesiones al año del Círculo de Lectura que coordino en Nuevo Laredo hay dos fechas fijas: el mes de marzo dedicado a Octavio Paz y el de agosto a Jorge Luis Borges. Es mi modesto, y a caso inadvertido, modo de rendirles homenaje. Por lo demás, cualquiera que haya platicado conmigo de asuntos literarios sabe de la pasión que profeso a la obra de esos dos altos nombres.

Leyendo los renglones con que Cristhoper Domínguez Michael evoca su trato con Alejandro Rossi encuentro un feliz paralalelismo: la importancia que Paz y Borges tuvieron para Rossi. Rossi fue superior a mi en todos los sentidos. Uno de los rasgos de esa superioridad estriba en el trato directo que tuvo con los citados:

Quiero (expresa Domínguez Michael)... mencionar uno de los temas que a Rossi le obsesionaban, el de ser contemporaneo de Borges y de Octavio Paz. No me refiero a lo que ya se sabe, a que Rossi estuvo entre los primeros lectores de Borges ni a que asistió a sus conferencias en el Buenos Aires de los tempranos años 50... Tampoco agregaría yo nada a su conocida condición de haber sido uno de los pocos amigos íntimos de Paz. Más allá del mundo, el siglo: me refiero a la convicción problemática, propiamente filosófica, que para Rossi entrañaba el ser contemporáneo cabal de un par de clásicos (en este caso Borges y Paz) que le exigían (a él y de manera vicaria a su interlocutor), la más cuidadosa de las atenciones. Con ánimo comparativo y con afán de cartógrafo, a Rossi, le obsesionaba, en Borges, la novedad absoluta y, a la vez, el genio del anacronismo, la asociación entre una tradición inventada y la vanguardia como autobiografía. Frente a Borges, aparecía Paz, descifrando, con "el instante moderno", el acertijo horrible del siglo veinte.

Una obra se define por aquello que defiende y aquello a lo que se opone. Contra qué fue escrita la obra de Rossi, se pregunta Domínguez Michael, y a la vez, explora una respuesta: "contra el mediocre que se refugia en la actualidad, contra quien se rodea de presente y duerme en paz".

a.a

lunes, 15 de junio de 2009

Paco Calderón resume el asunto

(Dando un click sobre el cartón se amplifican letras e imágenes; o bien, consúltese el sitio de Paco Calderón.)

jueves, 11 de junio de 2009

Temporada de caza para el león negro



Tryno Maldonado cometió la audacia de someter el manuscrito de Temporada de caza para el león negro al escutinio de Sergio Pitol; para sorpresa nuestra, y fortuna suya, consiguió el entusiasmo de tan distinguido autor.

Esa novela, no exenta de trama gay, narra la antesala del salto al vacío de Golo, un tipo que coge y ladra.

a.a

lunes, 8 de junio de 2009

Se apagó un foco



Con tristeza me entero del fallecimiento de Alejandro Rossi. El realizador Arturo Ripstein expresó así su pesar por la muerte del escritor y filósofo: "Se apagó un foco, en un país de pocos focos".

Le conocí en Monterrey, en una charla que dio a propósito de las tareas de José Gaos. De manera que puedo dar fe de su talento como conversador; calidad que le procuró las amistades de eminencias como Octavio Paz y Juan García Ponce.

De Rossi aprendimos, y eso acaso justifique una existencia, que no hay empeño literario pequeño.

a.a

viernes, 5 de junio de 2009

El resistente selectivo



Es inelegante hablar mal de los difuntos: de mortuis nil nisi bene; pero también es sabido que el que calla otorga. Mario Benedetti no fue ni con mucho el gran escritor que sus adoradores suponen; más grave, no fue el tenaz resistente a las dictaduras en que lo están erigiendo. Fue un resistente, correcto; pero un resistente selectivo como nos lo recuerda Fernando Savater:

Sin duda, el escritor fue militante contra la dictatorial junta militar de Uruguay y padeció persecución y exilio por ello. Pero por el contrario apoyó con entusiasmo a la mucha más longeva dictadura de Cuba, tomó posición contra Heberto Padilla en el inicuo proceso inquisiorial contra éste (que abrió los ojos a muchos intelectuales sobre la catadura del régimen de Castro), tildó de «homosexuales» a los disidentes de la isla -por lo visto ser homosexual le parecía un delito punible, como a las autoridades cubanas- y no perdió ocasión de ensalzar y apoyar al régimen soviético hasta el último día. Cuando a finales de los años ochenta del pasado siglo celebramos en Valencia un Congreso de Escritores por la Libertad, conmemorando el que medio siglo antes tuvo lugar en la misma ciudad durante la guerra civil, lo denunció como una maniobra de la CIA porque en él se dio la palabra a disidentes de las felizmente moribundas dictaduras comunistas que contaron lo que habían padecido en ellas... sufrimientos y abusos que él, también víctima de una dictadura, hubiera debido comprender mejor que nadie.

No digo que Mario Benedetti no fuera un «resistente»: pero fue un resistente. selectivo. Y me parece preocupante que algunos esgriman su nombre como emblema de resistencia, mientras que los de un Czeslaw Milosz, Soljenitszin, Jan Patocka o los disidentes cubanos, algunos aún encarcelados por delitos de opinión -que resistieron a las dictaduras de las que fue apologeta y cómplice Benedetti- son mirados con recelo o permanecen en el olvido. A veces parece que cierta izquierda se porta con sus intelectuales como muchos jerarcas de la Iglesia católica con los curas pederastas: encubriendo o minimizando sus fechorías.


Ese doble rasero de Benedetti es imposible dejar de señarlo, como lo hizo, entre nosotros, Cristhoper Domínguez Michael:

Era del todo previsible que con la muerte de Mario Benedetti, a sus 88 años en Montevideo, se expandiese un agudo brote epidémico de cursilería. No podía ser de otra manera, pues fue Benedetti el creador, junto con los músicos que lo popularizaron, de un cancionero llamado a persistir en la memoria de sus miles y miles de lectores y oyentes, un público que asociaba su nombre a los viejos valores cristianos del amor y de la solidaridad que el escritor uruguayo renovó al envolverlos en el aroma de la informalidad, el coloquialismo, la vida cotidiana y la lucha revolucionaria.

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A su oferta no le faltaría, después, casi nada para monopolizar el sentimentalismo de su tiempo: ni el patrocinio de la nueva iglesia que oficiaba en La Habana, ni la avidez simoniaca de quienes encontraron una mina de oro en esa feligresía, ni los mártires apropiados, desde Ernesto Guevara a Roque Dalton. Alimentó Benedetti, además, a la religión revolucionaria sin los escrúpulos de conciencia que sufrieron otros escritores de izquierda, a la vez más cínicos y más sofisticados que él, como Pablo Neruda o Gabriel García Márquez.
Leer a Benedetti y pensar en lo que él significó no deja de ser un trago muy amargo, pasarse una película en verdad siniestra: la de la destrucción de la democracia uruguaya, iniciada por los guerrilleros tupamaros y concluida con los abominables crímenes de la dictadura. Con la complicidad de los gobiernos de Washington, los regímenes militares se adueñaron del continente y la historia confirmó el horror pánico que un intelectual como Benedetti, educado por Rodó y su arielismo, tenía por los Estados Unidos.

...

Los biógrafos de Benedetti hacen algunos esfuerzos (no muchos, ciertamente) por disminuir la agradecida servidumbre que caracterizó al escritor uruguayo frente a Fidel Castro y su dictadura, sin mayores estremecimientos, de principio a fin, desde fines de los años 60 hasta los fusilamientos de 2003 y a través del caso Padilla que a Benedetti no lo movió un centímetro. Aquí y allá, sin demasiada convicción, se presenta a un Benedetti áulico recomendándole al dictador que mejore la prensa de La Habana o en pose victorhugoliana desaconsejando, universalmente, la pena de muerte.
Es probable que las páginas más trascendentales de Benedetti no sean sus descripciones de la vida burocrática o sus canciones de amor y desamor, sino aquellas en que retrata la tortura y su horror moral, como ocurre con Pedro y el capitán (1979), su obra de teatro. Es trágico que la validez moral de esa denuncia quede viciada de origen, en su dimensión universal, al confrontarse con la aquiescencia rutinaria de Benedetti ante los crímenes de esa otra tiranía de la que fue huésped frecuente y alto funcionario cultural. A Benedetti le gustaba mucho citar (y a sus biógrafos les gusta repetir, con él y quizá a manera de fianza, la citación) el poema en que Octavio Paz habla de "los otros que me dan plena existencia". Francamente, es dudoso que a Benedetti le hayan interesado "los otros". Amó a los suyos y se felicitó de que fuesen una multitud, una calurosa muchedumbre. A ellos, los confortó con el sentimentalismo que se requiere, a veces, para no pensar


Queda demostrada la catadura moral de Benedetti (en la foto: homenajeado por Chávez). Por lo que toca a su valor literario, no me parece, como ya dije, un autor imprescindible; pero esto último es cuestión de gusto. Habrá quien piense que Benedetti es fundamental en la literatura, pues que lo lea y con su pan se lo coma.

a.a

miércoles, 3 de junio de 2009

Siete indicadores



Porque la política es de suyo importante como para dejarla en las exclusivas manos de los políticos; leamos lo que Jaime Sánchez Susarrey publicó en Reforma:

(16-May-2009).-
No hay debate. La spotización de la política se resume en una cifra: 23 millones 400 mil spots del IFE y los partidos hasta principios de julio. Los mensajes son superfluos y anodinos. Ya se sabe que prometer no empobrece. Tampoco hay críticas ni denuncias. La Constitución lo prohíbe. Los consejeros del IFE y el Tribunal Electoral se han convertido en pequeños torquemadas. La censura se quiere hacer extensiva hasta en internet. Ni en los peores tiempos del priismo vimos semejantes excesos.
¿Cómo orientar entonces el voto? ¿Qué hay que tomar en cuenta para optar por alguno de los partidos? Enlisto a continuación siete indicadores.
1. ¿Qué proponen los partidos en materia fiscal? Respuesta: no lo precisan. Sin embargo, es un hecho que después del 5 de julio los diputados electos efectuarán una "nueva reforma fiscal". La caída de los ingresos petroleros no deja otra opción. Quedarán atrás las promesas de campaña y se le volverá a cargar la mano a los causantes cautivos, como se hizo en la anterior reforma fiscal. No habrá en esta materia diferencias, porque todos, partidos, gobiernos y clase política, viven de nuestros impuestos.
2. ¿Qué proponen los partidos para crear cuerpos policiacos profesionales y sacar a las Fuerzas Armadas de las calles?
Respuesta: nada concreto ni efectivo. La solución la conocen todos. Se debería avanzar en la creación de una policía nacional única que sustituyera a las policías municipales (360 mil efectivos) y a las estatales (100 mil efectivos). Los recursos, los medios técnicos y profesionales están al alcance de la mano. En lugar de ello se ha optado por la "coordinación" de los cuerpos policiacos federales, estatales y municipales. Es lo mismo que propuso el presidente Zedillo hace 10 años y los resultados son nulos. En suma, no hay responsabilidad ni voluntad política.
3. ¿Qué proponen los partidos en materia de educación pública primaria y secundaria?
Respuesta: nada que ataque el meollo del problema. Los estudios de la OCDE sitúan a México en los últimos lugares. Los estudiantes salen de las escuelas como analfabetas funcionales. Son incapaces, literalmente, de leer y escribir. La situación es compleja pero tiene remedio. La primera condición es terminar con el poder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Habría que fragmentarlo y dar paso a organizaciones estatales. Pero ese camino significa enfrentar a Elba Esther Gordillo y la nomenclatura que la rodea. Y eso es algo que ningún partido quiere ni se propone.
4. ¿Qué plantean los partidos en materia de libertad de expresión?
Respuesta: nada, dejar las cosas como están. Al fin y al cabo, fueron ellos -en particular los tres grandes- los que inscribieron en la Constitución la prohibición de las campañas negativas. No sólo eso. Cercenaron el derecho de los ciudadanos a expresarse en radio y televisión durante las campañas electorales. La censura ya se quiere hacer extensiva incluso al internet. A la fecha, ninguno ha hecho un mea culpa. A la fecha, ninguno se ha comprometido a revisar el artículo 41 que atenta contra el derecho a la libertad de expresión consignado en el artículo 6o. constitucional.
5. ¿Qué plantean los partidos en materia electoral?
Respuesta: nada importante y hay mucho que hacer. Los diputados de representación proporcional deberían desaparecer o, cuando menos, reducir su número de 200 a 100. Los 64 senadores de representación proporcional son una aberración y ocasionan un gasto superfluo. Se debería regresar a la fórmula de dos senadores por cada entidad de la Federación. Pero ningún partido se plantea semejantes cuestiones. Por qué habrían de hacerlo. Su objetivo no es la representación ciudadana, sino el goce de sueldos. En eso coinciden todos. A mayor número de curules, mayor número de huesos que repartirse.
6. ¿Qué proponen los partidos para abaratar el costo de la democracia?
Respuesta: absolutamente nada. Con la cantaleta de que los partidos son organismos de interés público que deben ser blindados contra el dinero del narcotráfico, se asignan partidas millonarias. Para este año 3 mil 600 millones de pesos. Pero la danza de los miles de millones no termina allí. El IFE tiene un presupuesto superior a los 12 mil millones de pesos y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de mil 997 millones de pesos. A los que hay que sumar los presupuestos de los consejos y los tribunales electorales en cada una de las entidades de la República. Tenemos, en consecuencia, una democracia cara e ineficiente. Los verdaderos beneficiados no somos los ciudadanos, sino la partidocracia.
7. ¿Qué plantean los partidos para fortalecer la autonomía de instituciones como el IFE y el Banco de México?
Respuesta: se proponen debilitarlas y someterlas a la férula de los partidos. En el caso del IFE ya lo hicieron. La decapitación de los consejeros fue un ajuste de cuentas. Los resultados están a la vista. El IFE ha perdido credibilidad y se ha convertido en un censor de la vida pública. Respecto del Banco de México las presiones son enormes. Se le exige que se pliegue a los lineamientos del gobierno de la República y se habla, incluso, de una reforma constitucional para modificar los objetivos de la institución. Es una versión light, pero real de la vieja sentencia de Luis Echeverría: la política económica se decide en Los Pinos.
Por quién y para qué votar, entonces. La verdad es que no hay opciones. Habría que mostrar nuestra inconformidad con todos y cada uno de los partidos yendo a las urnas y anulando el voto con una leyenda: ¡Ya basta!


Susarrey tiene razón, no hay propuestas serias; y todos estos partidos sirven para lo mismo: para nada; sin embargo, si nos atenemos al pragmatismo, anular el voto emite un claro mensaje de inconformidad que la clase política desoíra y, por lo demás, favorecerá al o los partidos (dependiendo del estado o municipio varía el coto hegemónico) que cuentan con el voto duro de sus simpatizantes.

a.a

martes, 2 de junio de 2009

¿Por quién votar?



Está flaca la caballada. Por ninguno de los candidatos (as) de mi ciudad me siento representado. Estas muchachas sólo destacan por el exotismo de sus nombres; uno pareciera de teibolera; otro, de leona del circo Atayde.

¿Votar o anular el voto? Descarto la abstención. En el camino de por quién votar me sale al paso una reflexión de Serigio Sarmiento:

"Nunca voto por alguien, siempre voto en contra".

W.C. Fields


¿Por qué partido quiere usted votar? La lista es larga, pero ninguno parece merecer el voto.

Ahí está el PAN de Germán Martínez Cázares, el calumniador que acusa de narcos a sus rivales sin molestarse en presentar pruebas. Es el partido del ex priista y ex perredista Demetrio Sodi que por suerte consigue entrevistas en los partidos de futbol. El de una PGR que hace operativos según el partido del gobernador. El que ha respaldado iniciativas que definen el inicio de la vida en el momento de la concepción y así condenan a la cárcel a las mujeres violadas que pretendan abortar.

Ahí está el PRI, el partido de Arturo Montiel y Carlos Salinas de Gortari. El que se enorgullece de sus estructuras corporativistas, de su control sobre los sindicatos. El que paga votos con despensas y acarrea a los votantes a las urnas. El de retórica populista y gobernantes corruptos. El que después de 71 años de gobierno sólo nos dejó atraso y pobreza.

Ahí está el PRD, dividido y conflictivo. El partido de René Bejarano que postuló a Andrés Manuel López Obrador en el 2006 y avaló su prolongada toma del Paseo de la Reforma. El que cuestiona los fraudes electorales, pero no ha podido tener una elección interna sin cochinero. El que usa sus anuncios en medios de comunicación para promover la imagen personal de su presidente, Jesús Ortega.

Ahí está el Partido Verde, que pretende ser ecologista pero promueve la pena de muerte para conservar su rentable franquicia política. El que en el 2006 lanzó la candidatura presidencial de Bernardo de la Garza mientras por debajo del agua negociaba una alianza con el PRI para respaldar a Roberto Madrazo.

Ahí está el Partido del Trabajo, negocio personal de Alberto Anaya, que ha acogido a López Obrador tras el fracaso en su intento por imponer a sus incondicionales en el PRD. El partido de izquierda que quiso aliarse con el PRI en Nuevo León, hasta que el Peje lo regañó.

Ahí está Convergencia, negocio personal de Dante Delgado, el partido de ex priistas que, al igual que el PT, ha buscado mantener sus prerrogativas acogiendo a López Obrador.

Ahí está Nueva Alianza, el partido de Elba Esther Gordillo, cuya función principal es proteger los intereses de la líder sindical.

Ahí está el Partido Social Demócrata, triste remedo del movimiento que encabezó Gilberto Rincón Gallardo y que en los pleitos entre Alberto Begné y Patricia Mercado demuestra que su razón de ser es la ambición de sus dirigentes.

No sólo son los partidos, también el árbitro. El IFE se ha convertido en un simple instrumento de censura y su presidente, Leonardo Valdés, es transportado en helicópteros prestados por gobernantes, como Enrique Peña Nieto, con mayores ambiciones políticas.

Para sostener a estos partidos y al IFE, los contribuyentes estamos aportando este año 12,180.7 millones de pesos, a pesar de que los tiempos de radio y televisión que antes constituían su principal gasto se los tomaron sin pago. Añadamos casi dos mil millones de pesos del Tribunal Electoral federal y una cantidad superior no cuantificada para los institutos y tribunales electorales locales. Lo peor es el dinero que no aparece en los reportes y que se usa para repartir despensas, comprar entrevistas y acarrear votantes.

Ante la hipocresía, el gasto y la corrupción lo lógico sería abstenerse de votar. Millones de mexicanos optarán por esta opción. El problema es que la abstención permite el triunfo de los partidos con mayor capacidad y dinero para acarrear votantes, los cuales son al final los principales interesados en mantener la actual cloaca.


¿Cómo hacer valer mi inconformidad ciudadana? Esa es la pregunta.

a.a

lunes, 1 de junio de 2009

Entrevista con Saviano



Hoy, en la Biblioteca del Multidisciplinario de la UAT, al filo de las 19:00 hrs., con puntualidad inglesa, charlaré sobre Gomorra (la foto muestra una secuencia de la versión fílmica del libro) de Roberto Saviano. En lo que caen las horas y exponga un puñado de perplejidades, comparto esta entrevista que el diario El País realizara al autor italiano.

a.a